VUELVEN LAS MINGAS INDIGENAS
Por: Luis Alfonso Albarracín Palomino
alfonso519@gmail.com
Nuevamente el departamento vuelve a ser escenario de protestas sociales propiciadas por mingas indígenas, quienes se tomarán las vías con el fin de exigir el cumplimiento de los acuerdos firmados con el gobierno anterior y que a la fecha solo han cumplido menos del 30% de los puntos pactados. De ingrata recordación para la sociedad huilense, por el taponamiento y aislamiento que provocaron el año anterior, estas etnias en territorio huilense la ‘Minga Social por la Defensa de la Vida, el Territorio, la Democracia, la Justicia y la Paz’, como la han denominado sus gestores.
Se han empezado a reunir sobre el área del ´puente del Pescador para iniciar los bloqueos en el principal corredor vial del departamento. Las comunidades indígenas provenientes del suroccidente del país. Cauca, Valle del Cauca y Huila, que se han declarado en asamblea permanente y están a la espera de que el presidente Iván Duque, haga parte de la mesa de diálogo que se instalará en Cali. En el Huila, cerca de 2.500 personas estarán participando de esta movilización en el sector comprendido entre Hobo y el cruce de la Plata.
Igualmente, aproximadamente 6.000 personas participan de la minga indígena que han empezado a taponar por periodos en varios tramos de la vía panamericana en el territorio caucano. Se espera la presencia de las autoridades nacionales, para entablar los diálogos en el sitio de las concentraciones, los cuales exigen coordinar una reunión con el presidente Iván Duque para los próximos días.
Lo que es inaudito, es la forma violenta como se pretende realizar esta movilización que busca paralizar la dinámica productiva del surcolombiano. Esas formas irracionales de protestas no deben permear las sanas movilizaciones, para que el Estado atienda sus demandas de mayores recursos a estos sectores poblacionales, que han sido sometidos a la discriminación en la distribución de los recursos públicos. Además, no hay derecho que Altos funcionarios del Estado hayan firmado acuerdos en otrora para dar solución a sus demandas sociales y después les incumplan los compromisos oficiales pactados.
Hay una situación, que está afectando ostensiblemente a este grupo étnico, por los cientos de casos de amenazas de que están siendo objeto y por el asesinato por parte de grupos narcoterroristas de algunos líderes sociales. Hay que reconocer que múltiples episodios de violencia, se han generado, por la forma en que valerosos civiles que gozan del reconocimiento y el aprecio de la comunidad, terminan asumiendo roles que deberían ser del Estado, y por tal motivo acaban en la mira del crimen organizado, que siempre ve en el tejido social un obstáculo.
Inclusive muchas veces se han opuesto al cultivo de sustancias psicoactivas, convirtiéndose en fácil blanco de los carteles de la droga. Es indispensable que el Estado estructure estrategias concretas para este importante sector de la sociedad colombiana, que con su accionar, sus palabras y la emoción, que éstas transmiten, tienen pleno sustento en una realidad que pide a gritos acciones concretas para protegerlos y que permitan avanzar en la senda de una protección real y efectiva de estas comunidades.