Un paraíso por descubrir
Carlos Eduardo Trujillo González
Sin duda alguna, el departamento del Huila cuenta con innumerables sitios de belleza natural y antrópica que hacen de esta tierra un verdadero paraíso por descubrir, acertado nombre que se originó en el pasado gobierno que presidiera Carlos Julio González Villa, el que se institucionalizó, convirtiéndose en un sello y carta de presentación de una de las fortalezas más grandes que tiene el departamento del Huila para vender, ofrecer y mostrar al mundo la magia que posee desde las agrestes tierras del norte, el que incluyen el desierto de la Tatacoa, el imponente valle del Llano Grande, desde donde se ofrece el espectáculo verde, ocre y naranja de los arrozales que se confunde a lo lejos en medio de las imponentes cordilleras oriental y central, desde la Siberia cuna de las Ceibas y el rio Neiva dan inicio desde el norte a la cadena de afluentes del Magdalena que también aportan sus aguas, tal como lo hace el bache el rio Páez que bajan desde la estribaciones del nevado del Huila, o aquellos como la plata y el guarapas que en sur también lo fortalecen, esa riqueza hídrica y forestal que ha permitido al oso de anteojos y la danta permanecer en tan singular entorno y permitir que los bosques artificiales de lecho y fabrica que hoy produce finos cacaos que se exportan a Europa; resaltar el espectáculo que se forjan con las plantaciones del mejor café del mundo, haciendo de ello un altar a la riqueza arquitectónica religiosa que posee el departamento del Huila, tal como en cada municipio se muestra.
Posee el Huila alturas desde los 600 hasta los 5000 mts sobre el nivel del mar, tierras donde se cultivan cítricos, cereales como el arroz y se produce Tilapia a gran escala, posicionando este producto como embajador en la Florida USA; en alturas medias donde se cultiva el café que hoy destaca a esta tierra como el mayor productor del país y donde también se producen las mejores tasas del mercado, dando cabida a la fruticultura como la granadilla, el lulo, la pitaya, el durazno, la mora y tantas otras delicias naturales que hoy nuestros campesinos que se han convertido en los empresarios del campo, también ofrecen no solo el mejoramiento genético de sus hatos si no también la hospitalidad, sus paisajes, su gastronomía, la infraestructura de sus fincas para que aquellos que no la poseen por encontrarse en otros entornos puedan disfrutar de ellos y ratificar de esta manera que el Huila es un paraíso por descubrir.
Cómo no hacer un alto y referencia especial a esa riqueza ancestral que en San Agustín y sus municipios circunvecinos ofrecen al mundo, ese paisaje que afianzado por esa magia esculpida en piedra, aquella que narra a su modo otros episodios y formas de vida de nuestros antepasados, toda esa riqueza cultural y musical de la Plata que irradia alegría, belleza, esa belleza de la mujer opita que asociada a la laboriosidad de las artesanas del barro, el pindo, la palma, el fique, la hoja de maíz y plátano hacen honor a la Gaitana símbolo de esa raza aguerrida que como los indios Otases en Campoalegre que hicieron historia y son ejemplo para las generaciones que están invitadas con cierta obligatoriedad hacer de esta tierra todo lo que signifique hacer para que este paraíso por descubrir este siempre bello, preparado, listo, educado y orgullos de su raza, de lo que poseemos y tenemos para ofrecer al mundo como una alternativa en estos nuevos tiempos donde la reactivación económica necesita de instrumentos, factores y actividades que permitan reactivar el empleo, fortalecer la seguridad alimentaria y ecológica como compromiso indeclinable con los que aun ni siquiera han nacido.