Salvemos a las abejas
Para conocer la importancia del papel que desempeñan las abejas en la preservación de los seres humanos, hay que entender la polinización que desarrollan estos insectos. Se trata del proceso de reproducción de las plantas que implica el traspaso de los granos de polen de los estambres (parte masculina) al estigma (parte femenina) de la propia planta o a otra de la misma especie. Los óvulos fertilizados se convierten en la semilla o el fruto. Al contrario de lo que sucede con los mamíferos y, por ende, con los seres humanos, el proceso de reproducción de las plantas necesita de un intermediario. Como no se pueden mover de su lugar, tiene que ser un agente externo el que realice la labor de polinización.
La anterior labor la desarrollan las abejas. El 70% de los cultivos que consume el ser humano requieren de la polinización de las abejas. Por este motivo, debería ser suficiente entender el papel protagónico de las abejas en el planeta, para la preservación de los seres vivos. Se trata de una labor que hacen mejor que cualquier insecto y que las coloca como un elemento clave. Por este motivo, se hace necesario protegerlas para que el mundo siga siendo tal y como lo conocemos actualmente.
En el departamento del Huila fue aprobado un proyecto por el cual se declara a las abejas y demás polinizadores como seres vivos de especial protección, de importancia ambiental, económica y social, y se reconoce a la apicultura como una actividad ancestral de trascendencia cultural en el departamento.
Las abejas y otros polinizadores son de suma importancia para la seguridad alimentaria y la nutrición a nivel mundial, así como de la agricultura sostenible, la protección del medio ambiente, la garantía en la conservación de la diversidad biológica y muchas otras áreas el desarrollo sostenible en general.
Según reporte del ICA seccional Huila y de apicultores afectados hasta la fecha, se ha reportado la muerte de 20 millones de abejas, lo que ha generado pérdidas que superan los 100 millones de pesos.
Es preocupante el declive poblacional que han padecido en los últimos años, por culpa de los plaguicidas y los monocultivos de gran extensión. Esta situación merece de una atención especial por parte del accionar gubernamental y del sector privado. Se estima que en Colombia 251 de estas especies están seriamente amenazadas, por la destrucción de los hábitats y el uso indiscriminado de agentes agroquímicos.
El mundo debe avanzar en su protección, pues son vitales para la supervivencia de la especie. Desestimar la crisis de los polinizadores, en medio de una estrepitosa pérdida de la biodiversidad global, es irresponsable. El riesgo de un colapso en el sistema alimentario es latente.