lunes, 21 de julio de 2025
Opinión/ Creado el: 2014-03-25 05:19

Y ahora doña “Teodora Bolívar”...

Algeciras fue uno de los municipios colombianos más afectados por la violencia liberal-conservadora, desde finales de los 40 hasta mediados de los 50 del pasado siglo.

Escrito por: Redacción Diario del Huila | marzo 25 de 2014

Seis años después, tras un breve paréntesis de aparente calma, en la zona rural fue creciendo, como una peste, la guerrilla de tinte comunista que, sin pausa ni piedad, fue devorando el porvenir de una de las regiones del sur del país más prósperas en agricultura, y envolviendo a la población en una vorágine de miedo y desesperanza.

¿Qué algecireño no ha sido testigo de episodios de terror?: masacres de niños, ancianos y mujeres; asesinatos selectivos, con explosivos, a bala o a machete; repetidos asaltos de espanto a su cuartel de Policía, o ataques al Templo y a numerosas casas.

Para completar el cuadro de infamias, de tiempo en tiempo, en los medios nacionales suelen aparecer “próceres” del terrorismo, de origen algecireño, que inflaman el desdoro que injustamente recae sobre la población.

La inmensa mayoría de los pobladores del azotado municipio, sin embargo, contra toda adversidad, hace honor a su laboriosidad, y persevera en retomar el liderazgo de prosperidad de la localidad; no se da por vencida y entiende que las grandes virtudes salen a la luz en las tragedias.

Empero, de vez en cuando llegan aves de mal agüero que contribuyen a reeditar viejas desgracias, como sucedió en plena campaña con la reciente visita de la ex senadora Piedad Córdoba, conocida también en redes sociales como “Teodora Bolívar”, en compañía de su distinguido delfín aspirante al senado.

Inspirada en las banderas de la Marcha Patriótica, Piedad Córdoba llegó a una reunión en zona rural de Algeciras, donde un grupo de personas tiene invadido, desde hace meses, el predio de un reconocido médico huilense. En el discurso, la patriota marchante arengó a los invasores y los animó a permanecer firmes en la ocupación del predio usurpado, con el argumento de que es un derecho legítimo.

El resultado de esa incitación, por demás ilegal, no podía ser menos perturbador: miles de personas, muchas de ellas transportadas desde el Caquetá, tomaron por asalto 400 hectáreas de un predio aledaño al casco urbano del municipio. Hoy las autoridades locales enfrentan problemas sociales y de orden público en extremo graves. Mientras éstas se encuentran atadas de manos, por el desgobierno del país, los invasores están envalentonados, gracias a los privilegios que derivan de tener en La Habana a quienes, con la bendición del presidente Santos, están dando vía libre a la nueva política socialista agraria y territorial.

Este es el aporte de política social que doña “Teodora” hace a un municipio martirizado. Con razón aseguran que es experta en destruir antes que en construir civismo.