lunes, 21 de julio de 2025
Opinión/ Creado el: 2014-03-21 08:24

Vocación

El Estado de derecho exige una democracia que regule los desmanes del poder; pero si esta es mal interpretada como es el caso de los países latinos; estamos en manos de un poder mal habido.

Escrito por: Redacción Diario del Huila | marzo 21 de 2014

Un vistazo desde la provincia, nos enfrenta a una sociedad mexicana salida de una centuria dominada por el PRI y que es “fuente de salvación” porque era mejor para ello estar mal que estar peor. Una Venezuela abdicada al  desastre de su modelo político, y otros grandes como  Argentina, Chile, Perú con profundos rezagos producto de las dictaduras que por años perforaron sus entrañas de tejido social luchan por reponerse; Bolivia, Ecuador, Nicaragua, Cuba con retrógrados modelos de absolutismo y sometimiento, los otros países más pequeños viven a su manera las violaciones del poder. ¿Y Colombia? Diríamos la amalgama de todas las situaciones en el entendimiento  que la sola existencia y persistencia  de acciones  básicas no garantizan una escala más amplia  de programas políticos, económicos y sociales que asociamos con democracia pero que en nuestra realidad distan  en su esencia, así el gobierno, la banca, los medios y la clase política actual intenten hacernos creer lo contrario.

Los pírricos triunfos del domingo 9 de marzo muestran una sociedad  ausente.  Los votos en Blanco y Nulos,  y de manifestaciones como en el Huila en donde el electorado emergente (Inteligente) logra relegar representantes deplorables  y permite  la presencia de una Cámara renovada y un Congreso  añejo que recibe un tanque de oxígeno (Ernesto Macías Tovar) son una tenue luz en el horizonte.  Los perdedores han de entender que el Huila  no los respalda, incluso que sus mismos seguidores son tránsfugas,  a algunos jefes las cuentas no les cuadran, otros con  entuertos  como buenos opitas hacen zancadilla, les agrada ver caer a los que van emergiendo sólo por verlos caer.  

El Huila está ante un panorama que como el de América Latina, trasciende intentando dejar su rezago, venciendo viejas y forajidas  guarniciones políticas. A los que sobreviven  les ha de llegar su hora en la medida que como quienes asumen entiendan que la única amenaza es su propia inacción. Están frente ahora a una sociedad con más vocación.