sábado, 19 de julio de 2025
Opinión/ Creado el: 2014-01-31 09:31

Vigilancia a los topes de campaña

Una de las formas de dignificar la política y permitir que primen las ideas y la capacidad intelectual para que elijamos a verdaderos líderes, es vigilar los gastos de campaña. Solo así lograríamos que no sea el dinero, el soborno y la compra de conciencias lo que defina una elección.

Escrito por: Redacción Diario del Huila | enero 31 de 2014

Al respecto la Comisión Nacional Electoral duplicó en las últimas horas los llamados “topes de campaña”, pasando de $30.000 millones a 74.000 millones de pesos.

Se trata de la Resolución 0389 de 2014 que determinó los gastos permitidos durante la contienda. La norma establece que las listas al Senado, circunscripción nacional, podrán gastar hasta $74.053’868.791. Las listas de Cámara de Representantes hasta $15.465’258.565, mientras que las listas Cámara (circunscripción internacional) un máximo de $2.032’722.512. Las listas a Parlamento Andino no podrán superar los $ 3.702’693.410.

Según los cálculos, a manera de ejemplo, si la lista de candidatos al Senado tiene 100 inscritos, el monto de $74.000 se tendría que dividir por esos 100 aspirantes, lo que indicaría que cada uno se podría gastar cerca de 740 millones de pesos.

Es decir que un senador debe destinar más de 15 millones de pesos al mes, durante los cuatro años que dura su periodo, para poder pagar lo que invirtió en su campaña. En realidad les quedaría para subsistir algo más de seis millones de pesos al mes, una cifra que es más que irrisoria.

Como vemos no tiene una lógica que se permita gastar tanto en una campaña cuando en realidad lo devengado por el congresista escasamente alcanzaría para pagar la deuda. Pero además no es un secreto que la mayoría de las campañas, por no decir todas, superan con creces estas inversiones, disfrazando contabilidades y no reportando todo lo que entra en efectivo.

Esto es lo que hace de la política un negocio lucrativo, al que no todos pueden acceder y la comprobación que al Senado y la Cámara no se llega con ideas, se llega con mucho dinero.

Si las cosas son así, muchos se preguntarán ¿dónde está el negocio de hacer política? Aquí es donde suenan los términos como mermelada, auxilios parlamentarios, dádivas y demás componendas que en nada benefician a una nación que es democrática.