viernes, 18 de julio de 2025
Opinión/ Creado el: 2014-01-15 12:00

Unas elecciones especiales

Si bien el sistema electoral colombiano no se caracteriza por la transparencia ni por la representatividad, por los enormes vicios que lo deforman, la coyuntura electoral de presente año tiene un significado especial: por primera vez, en mucho tiempo, el pueblo tiene alternativa para elegir entre la política de libre comercio que defiende la coalición de la unidad nacional y, la política de defensa de la producción y el trabajo, nacionales que promueve el Polo Democrático Alternativo.

Escrito por: Redacción Diario del Huila | enero 15 de 2014

Porque la disyuntiva verdadera está en la preservación del aparato productivo nacional con sus fuentes de empleo, generación y acumulación de capital, desarrollo económico interno, salud para las mayorías, educación avanzada para todos…y, no en la guerra o la violencia como forma de ocultar la aplicación de las políticas de libre comercio, que benefician a unas pocas multinacionales y sus sirvientes internos.

La esencia de la política de libre comercio descansa en tres aspectos fundamentales: la privatización de todas las actividades económicas que han sido desarrolladas por el Estado con recursos aportados por todos los ciudadanos, v.gr.: generación de energía, telecomunicaciones, prestación de los servicios públicos de educación, salud, domiciliarios, etc., que terminan transfiriendo la riqueza social, a menos precio, a unos pocos privilegiados, nacionales y extranjeros, que se enriquecen de manera injustificada. En segundo lugar, la liberación del comercio internacional, con la eliminación de los aranceles que protegen el mercado interno de los países, incluyendo la circulación de los grandes capitales especulativos que saquean las economías del mundo entero, cuya forma más acabada son los tratados de libre comercio. Y, la reducción de las partidas presupuestales destinadas a atender las desigualdades sociales, que buscan acabar con la pobreza extrema, construyendo las economías del bienestar, para destinar esos recursos al pago de la deuda externa, y los negocios del gran capital: explotaciones mineras, el comercio de exportación e importación, inversiones en infraestructura vial, portuaria, de aeropuertos…

Las recientes luchas del campesinado colombiano –los paros agrarios –, pusieron al desnudo las consecuencias de la política de libre comercio: no es posible sostener la producción agropecuaria si los costos de producción soportan precios de monopolio: el crédito más costoso, los precios de la energía eléctrica y de combustibles fósiles más altos de América, los insumos más inalcanzables por su precio, las semillas en manos de multinacionales que las venden a precio de oro…, mientras la comercialización es envilecida por las transnacionales que monopolizan el mercado internacional (el caso del café, cuyo precio es manipulado en las bolsas de valores internacionales).

Esta es, entonces, la oportunidad de fortalecer las organizaciones políticas que como el Polo Democrático, lucha con denuedo por abrir el camino a una política diferente en el país. Sus candidatos, son posiblemente nuevos, no muy conocidos –a excepción del senador Robledo–, pero tienen la garantía de impulsar una política salvadora para la nación colombiana. Esta es la verdadera nueva alternativa. ¡Abrámosle camino!