Una comida con futuro
¿Pastrana y Uribe comieron juntos para chismosear de política en estos tiempos electorales y quejarse del gobierno y del mal trato que ambos han recibido del Presidente Santos? Tal vez no.
Fue una reunión política de la cual, como suculenta sobremesa, pueden darse en la Convención Conservadora del próximo domingo, movimientos políticos, que cambien el escenario electoral y el de la negociación en curso en La Habana.
Álvaro Leyva, con mucha razón, ha sostenido de tiempo atrás que el éxito de las conversaciones y del posterior período de postconflicto, necesita vincular y comprometer al expresidente Uribe. La razón de fondo, que la paz no puede hacerse con exclusiones, pues la paz es nacional o no es. Esa concepción de la paz, la comparte Pastrana y la tuvo presente cuando como Presidente, asumió su búsqueda. Para el expresidente conservador, la paz no puede entonces reducirse a “una paz liberal” y para colmo, que las negociaciones tengan dueño, el Presidente Santos.
A partir de esas coincidencias o, al menos de acercamientos en las posiciones de ambos expresidentes, se cocinó la comida del lunes, para lo cual fue fundamental el trabajo previo que realizaron discretamente Fabio Valencia del lado uribista y Álvaro Leyva del pastranista.
Álvaro Uribe con su gran olfato político siente cambios en el viento de la opinión, que la gente empieza a oler en la atmósfera “aromas de paz” procedentes de La Habana. El entiende como buen político que es, que el discurso de la guerra ya no pega, ya cumplió su ciclo, y se alista a dar un viraje, siempre y cuando le permita ser artífice de primera línea del ya imparable acuerdo de cese del conflicto armado con las FARC, que en estos diez años fue su exitoso caballito de batalla. Atrás van quedando los tiempos de una guerra cuya misma existencia negaba por entonces, como estrategia política. Hoy escucha más a Fabio Valencia que a José Obdulio, que ya suena a voz del pasado. ¿Se transformará Uribe de señor de la guerra en artífice de la paz? ¿Virará hacia al centro político al cual pertenece su candidato Zuluaga?
Pastrana por su parte parece finalmente decidido a jugársela, a meter el hombro político para lograr la paz por la vía de la negociación, propósito que en el 98 le dio el triunfo y, a pesar de su fracaso final, fue eje y emblema de su gobierno. Lo que entonces logró su gobierno – derrota y plena deslegitimación política de las FARC, respaldo y reconocimiento internacional, modernización y reorientación de las fuerzas armadas - le permitió a Uribe adelantar una exitosa confrontación militar con las FARC, respaldada por la ciudadanía. Lo logrado por ambos gobiernos es razón principalísima de que estén sentadas en La Habana y hayan abandonado su viejo sueño de llegar al poder por la vía de la “guerra revolucionaria”. Ellos no quieren quedarse por fuera de ese momento histórico, que será de todos o no será.
Riesgoso hacer en este momento cábalas sobre lo que podría suceder el domingo en la Convención Conservadora. La sobremesa de la comida de los expresidentes puede ser el fortalecimiento de la corriente partidaria de presentar candidato propio, sin duda cercano a los comensales, con lo cual se divide el voto conservador (¿y la convención?), dificultándole a Santos ganar en primera vuelta. Ese candidato conservador con respaldo o guiño pastranouribista, podría además llegar a la segunda vuelta y entonces…
Lo que está ahora mismo sucediendo, afirma la existencia e importancia de temas que por su naturaleza son nacionales, en torno de los cuales se deben cerrar filas y desterrar todo intento de partidizarlo y sacarle beneficio electoral. Hay dos muy claros, la política internacional y la defensa de los intereses nacionales, donde Chile nos está dando una bella lección de unidad nacional, mientras se prepara para el fallo de la Corte de La Haya en su litigio con Perú; comportamiento del cual los colombianos podríamos aprender y mucho. El otro tema nacional, no partidista o banderizo, es el de la paz nacional y no partidista, que jamás debería convertirse en botín electoral. Así como Chile da ejemplo en el manejo nacional de su política exterior, ¿lo daremos los colombianos en el manejo de las negociaciones de una paz nacional?