Un conservatismo sin marionetas ni delfines rosados
Luego de varios años en los que el Partido Conservador Colombiano se convirtió en un invitado de segunda en las celebraciones electorales más importantes de nuestro país,
recobra hoy su protagonismo en el contexto nacional gracias al empuje, las calidades humanas y la valentía de una mujer quien se enfrentó con arrojo a un sector del partido que sigue empeñado en que sigamos siento los comodines a la hora de decidir el destino de la patria.
Estoy hablando de la ex ministra de estado, Martha Lucía Ramírez, quien no solamente fue aclamada por las mayorías en la pasada Convención del partido como candidata a la Presidencia de la Republica para las próximas elecciones, sino que de paso nos entregó las herramientas para seguir luchando por volver a ser la fuerza que decide en Colombia.
La postura de la doctora Martha Lucia Ramírez no es únicamente una propuesta de campaña para el conservatismo sino que se constituye en elemento fundamental para la recuperación ideológica que tanta falta le hace a nuestra colectividad para enfrentar con fuerza y decisión las grandes soluciones que requieren los múltiples problemas que afectan al pueblo colombiano.
Su escogencia como candidata única es también una forma de demostrarle al país que existen alternativas ciertas para avanzar hacia mejores sitiales de desarrollo, de cimentar la paz sin entregar la dignidad del pueblo colombiano y de construir país sobre la base de valores como la libertad, la democracia y la justicia social.
La doctora Ramírez, única mujer en que se ha desempeñado como Ministra de la Defensa Nacional en Colombia, es hoy por hoy la más importante figura de nuestro partido, no solo por haber logrado convencer a los verdaderos conservadores de que su propuesta era la más acorde con la filosofía conservadora y la más conveniente para el país, sino porque tuvo el valor de desafiar las intenciones reeleccionistas del gobierno del presidente Santos, cosa a la que muchos llamados jefes conservadores no se habían atrevido hacer.
Lo sucedido en la convención conservadora demostró que el partido sigue fuerte y decidido, que conserva su esencia filosófica, y que tiene una base sólida que lo hace fuerte en el campo electoral e ideológicamente firme en la defensa de los más caros valores de la justicia y la equidad social.
También dejó en evidencia la tibia postura asumida por muchos de los actuales parlamentarios que ostentan la credencial a nombre del partido pero que actúan como marionetas del gobierno, quienes prefirieron abandonar el recinto para no darle la cara de traición al partido y así no quedarle mal al presidente Santos y a sus ministros.
Ahora, esos que le prenden una vela a Dios y otra al diablo, pretenden sacar provecho electoral tratando de ocultar su cobardía, falta de carácter político y respaldo popular, ocultándose detrás de la valentía de la doctora Ramírez, haciéndole creer a la gente que siguen siendo fieles al partido.
El Huila y el conservatismo de este departamento deben saber que, como Representante a la Cámara, fui el único parlamentario de este departamento que respaldó al escogencia de candidato propio de nuestro partido para la presidencia de la república y que con mi voto apoyé para que fuera la doctora Martha Lucia Ramírez, y no otro, quien llevara esa representación.
La candidata nos ha demostrado una vez más que para llevar la representación de una colectividad como el Partido Conservador, hay que ser hombres o mujeres de verdad para tener el valor de decir negro cuando sea negro o blanco cuando sea blanco. Los términos medios no cuentan. Así se lo vamos a plantear al Huila en la gira que realizará este 27 de febrero la candidata conservadora por varios municipios a la que estamos invitando a todos los sectores conservadores y movimientos independientes, y en la que estaré a su lado como soldado que soy de la causa conservadora.
De su mano continuaremos trabajando por un partido conservador fuerte, con carácter y criterio propio. Sin marionetas ni delfines rosados.