sábado, 19 de julio de 2025
Opinión/ Creado el: 2014-02-03 10:37

Total indefensión

A merced de la delincuencia en todas sus manifestaciones se encuentran los habitantes de Pitalito a pesar de los reiterados Consejos de Seguridad donde se diseñan estrategias y “toman medidas”, que resultan ser todo un catálogo de ineficacia, ineficiencia, desconocimiento e inoperancia de las autoridades encargadas de combatir el crimen y la delincuencia que cada día es más compleja y actuante en nuestra ciudad.

Escrito por: Redacción Diario del Huila | febrero 03 de 2014

Es tal el acoso a que están siendo sometidos los ciudadanos laboyanos que ya no hay sitio  seguro para nadie, pues los barrios residenciales, los sectores comerciales e institucionales  son objetivos fáciles para los delincuentes, quienes actúan a cualquier hora del día o de la noche, sin que la acción de la policía y demás organismos de vigilancia ciudadana logre contrarrestar su fatídico accionar.

Los delincuentes lo mismo roban, atracan e intimidan en carro, motocicleta, bicicleta o a pie; a pesar de los sofisticados equipos de tele-vigilancia, vehículos inteligentes, escuadrones de motocicletas y aumento de pie de fuerza con que se ha dotado la estación de policía en los últimos años.

La inteligencia de los estamentos oficiales para investigar, detectar y enfrentar el delito se ha visto claramente superada por las bandas delincuenciales  que no solamente conocen e interpretan fácilmente las “estrategias” oficiales, sino que aplican las propias para hacer quedar en permanente ridículo al estamento estatal.

Lo preocupante de todo este panorama no es solamente el avance que la delincuencia ha alcanzado  en todo sentido, sino la incapacidad demostrada por la autoridad local para enfrentarla. Un ejemplo de ello es el atraco de que fue víctima una ciudadana la semana pasada en pleno centro de la ciudad, a quien los delincuentes no solamente le robaron el dinero que llevaba consigo, sino que le dispararon ante la resistencia opuesta por la víctima.

Los delincuentes huyeron ante la mirada impotente de los transeúntes y comerciantes del sector sin que la policía lograra interceptar la motocicleta en que escapaban los atracadores que, como ocurre casi siempre, se internaron en el barrio Porvenir, convertido en su guarida desde hace ya mucho tiempo e inexplicablemente “territorio vedado” para la policía.

La inseguridad en la ciudad en los últimos años se ha visto favorecida por el desorden imperante en todos los sentidos. El narco y micro-tráfico de estupefacientes, la  proliferación de establecimientos nocturnos, las ventas ambulantes, el descuido gubernamental con las obras y proyectos que requieren sus habitantes,  la falta de apoyo a las organizaciones sociales y en general la indiferencia del gobernante hacia sus comunidades, que son caldo de cultivo para la delincuencia que nos tiene azotados a todos.

A estas alturas, como lo dijo acertadamente un ciudadano laboyano, los únicos que pueden dormir tranquilos son los miembros de los organismos del estado y los delincuentes, quienes además de armas tienen sus organizaciones y cuarteles, pues los ciudadanos del común estamos en la más completa indefensión.

En un municipio como Pitalito, donde las obras de desarrollo no se ven a pesar del importante presupuesto que se gasta el gobierno anualmente, lo mínimo que  esperan los ciudadanos  es que la primera autoridad ponga sus pies en la tierra, haga valer su condición y exija a sus organismos una mayor eficiencia en su misión institucional de garantizar la seguridad de todos las personas de bien.