Sí se puede
La noticia es más que alentadora. La Organización Panamericana de la Salud y la Organización Mundial de la Salud, OPS y OMS, declararon a Colombia libre de sarampión, rubéola y síndrome de rubéola congénita autóctonas.
Esta es la segunda gran noticia -en materia de salud pública- que recibe el país en los últimos meses. Colombia también logró ser certificada en noviembre pasado como un país libre de oncocercosis, otra patología que en el pasado cobró muchas vidas.
Los colombianos debemos celebrar esta certificación y reconocer el trabajo que viene realizando el Gobierno Nacional. Hoy podemos decir que las campañas de vacunación, como las acciones educativas adelantadas en los últimos 15 o 20 años, han sido contundentes. Pensar que estamos libres de cuatro enfermedades que años atrás dejaron a muchos de nuestros niños sin vida o con secuelas irreparables, es un logro mayor, un paso gigante que nos ubica cada vez más cerca de las naciones desarrolladas.
El ministro de Salud, Alejandro Gaviria, celebró la noticia resaltando que estas certificaciones son “importantes e impactantes en materia de salud pública”.
El funcionario explicó que el último caso de sarampión autóctono se registró hace 13 años. “En cuanto a la rubeola, los últimos 139 casos se reportaron en 2002. En 2011, en Barranquilla, se registraron 7 casos pero más tarde se confirmó que eran importados”.
Como vemos, es un trabajo de muchos años donde además intervinieron muchos funcionarios honestos, visionarios, que pensaron en patria antes que en intereses personales.
Hoy podemos decir que el éxito empezó cuando se tomó la decisión de erradicar las enfermedades, proceso que consolidaron los encargados de las políticas públicas, cuyo aporte fue mantener viva una política en el tiempo.
En este sentido es importante destacar que aunque hoy logramos el objetivo no podemos bajar la guardia.
El viceministro de Salud, Fernando Ruiz, anunció que para 2014 se destinarán cerca de 120 millones de dólares para el Programa Ampliado de Inmunizaciones.
Colombia es la tercera nación con mayor tránsito aéreo en la región, después de Brasil y México, lo que nos obliga a mantener los controles para que este y otros tipos de enfermedades ingresen.
Ahora siguen los retos y así como le dijimos adiós a estas enfermedades, hay que hacer lo propio con otras más. Esta es la mejor demostración de que sí se puede.