Ser moderno
El mundo cada vez más simbólico remite códigos y señales nuevas que se presentan como necesarias, antes no existían, pudieran ser para algunas personas necesidades innecesarias.
Estar flaco ahora es mejor que estar gordo, la gente antes era gordita y no les preocupaba, hombres de vientre soplado, la gordana era sinónimo de buena salud.
Tener carro es hoy es como la tinaja de los años 20, la nevera en los 50, la lavadora de los 80, el computador del nuevo milenio. Y si están flacos y tienen vehículo pues a divertirse, baile, karaoke, desde el jueves hasta el domingo y no solamente con las Celias, ahora van todas y ya ni se diferencian, todas son amas de casa pero además modernas chicas que beben "Sex on the Beach" un trago con mil ingredientes que sabe a “diablo” pero que las sube al cielo, piden champaña, visten ropas de marca, trasnochan, van al spa y baile mucho baile.
Claro se ausenta la tecnología, la compu, el celu, el ipod, la Tablet, todo y de marca, los genios cibernéticos no paran de inventar, no importa que el servicio “ Claro” no sea confiable, cuando así sea entonces cambian por un modelo nuevo.
Y más, viajar, “cruzar el charco” no entienden que era eso de a “lomo de mula” tres meses a Bogotá… si desde Neiva, claro muy pocos salían entonces, hoy en menos de un día se está al otro lado del mundo.
Ser moderno también es hacer terapias sin excepción para las fobias, traumas, soledades, complejos, tozudeces, siempre habrá una terapia que hacer. Incluso salir a trotar y visitar al médico con la nueva tecnología nuclear.
Asistir a través de las redes sociales a encuentros de sexo, jóvenes enfermos por su virginidad aún a los 25 felices saliendo del closet con sus aberracioncitas, curas, políticos, maestros, mecánicos, mineros, todos envueltos en fenómenos extrasensoriales, sexo y más sexo es el mundo moderno.
El modernismo aplicó en las elecciones del domingo, los resultados muestran favorabilidad por la gente nueva, nobeles candidatos que inclinan por modernas maneras de llegar a la sociedad que aceptó el reto de leguajes simbólicos modernos, que aplican a la política, hacen placer, hacen vida, son necesidades necesarias.