QUE EL VOTO SEA BLANCO
A medida que ha venido creciendo en forma vertiginosa el voto en blanco, la clase política actuando como parte interesada y sintiendo pasos de animal grande, vienen disparando toda suerte de falacias contra este legítimo derecho constitucional y auténtica expresión de libre voluntad ciudadana de censura contra la institución más desprestigiada y pervertida que tenemos como es el Congreso de la República.
Incluso personas que se supone debían ser consecuentes de la nula renovación que habrá en la célula legislativa como el caricaturista Vladdo, haciendo de caja de resonancia de la clase política, califica de tesis absurda exhibir el voto en blanco “como una panacea contra la corrupción y la politiquería, como el mejor antídoto contra el veneno de la clase política, que tiene intoxicado a este país, lleno de miseria, de desigualdad, de escándalos, etcétera”.
Que el voto en blanco se exhiba como una panacea por quienes lo promovemos es una malsana tergiversación para descalificarlo, pues son tantos los males que reconoce Vladdo causados por la clase política, que el solo voto en blanco no los puede resolver; pero sí puede constituirse en una verdadera revolución apacible para propiciar los cambios que deben darse para resolverlos, por lo que es falso afirmar que éste es absurdo y no sirve para nada cuando la Constitución prevé que de ganar para congreso por mayoría simple, (pues está en discusión que sea la mayoría absoluta de toda la votación válida, que es un dislate que descalifica la eficacia del voto en blanco), no solamente se repetiría la elección, sino que no podrían volver a aspirar los mismos candidatos, y de esta manera nos podríamos librar de un solo votazo prácticamente de toda la clase política que lleva años pelechando en el congreso representándose a sí misma. Y esa sería una enorme ganancia.
Que hay candidatos buenos por quien votar, sin duda, y eso no hace estéril el voto en blanco porque son una minoría que de llegar no podrán hacer nada frente a unas mayorías aplastantes contaminadas e ilegítimas por el sistema vitando de financiación de las campañas proveniente del gran capital legal e ilegal, que hace que los elegidos (no pocos producto del fraude), se pongan al servicio de sus financiadores y no del pueblo colombiano como siempre ha ocurrido, y por eso ponerle color al voto como dice Vladdo, es servir de idiota útil para que los mismos pervertidos de la clase política sigan manteniendo a este país envenenado de corrupción, miseria y desigualdad.
El voto en blanco es el más limpio, libre y legítimo ejercicio de protesta democrática y pacífica, así no triunfe con las consecuencias depuradoras que debían darse por la salud de la República, para decirle masivamente a la clase política que no nos representan por sus desmanes, y que queremos las transformaciones del sistema político que el congreso jamás hará, y que la soberanía radica es en el pueblo que protesta y reacciona ante la tiranía para intervenir en la construcción de su propio destino.