Oasis
Mañana es una palabra peligrosa y gaseosa, es el cementerio de muchos sueños y el freno de valiosas iniciativas.
Mañana suele ser el refugio de los inseguros y la excusa predilecta de los mediocres y los indolentes.
Mañana es un término que rehuyen los apasionados y seduce a los pusilánimes y los tibios.
Los que acostumbran decir mañana están bien lejos de sus metas y muy cerca de la frustración.
Mañana es el lema de los fracasados, el canto de los perezosos y el himno de los inconstantes.
En la playa de la vida encontrarás la roca firme de los que aman el hoy y los castillos de arena de los que dicen mañana.
Por eso tienes que amar ahora, actuar ahora y vivir intensamente el instante, ya que es tu único tesoro.
El ayer es un sueño, el mañana una ilusión y sólo el hoy es real. El mañana es etéreo; hoy es el día para amarte, amar y ser feliz.
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Según un proverbio árabe la misma lluvia produce espinas en un pantano y flores en un jardín.
Y la explicación está en las semillas y en el terreno que son un buen símbolo de tu interior.
En tu espíritu están tu fuerza, tu esencia, y lo externo sólo te afecta en la medida que tú mismo lo permites.
Ni los elogios ni los agravios tocan tu alma, puesto que tienen que ver con tu imagen, no con tu verdadero ser.
Por eso los sabios han estado siempre más allá de la opinión ajena sin perder la paz por los juicios o las críticas.
Buda seguía impertérrito cuando lo ofendían y decía: “si respondo cedo al otro el poder que está en mí”.
Sócrates también decía que responder a una ofensa era seguir el juego de los otros y caer en su trampa.
El sabio no se deja enganchar y tú también lo puedes hacer para que tu vida sea un jardín, no un pantano.