No podemos continuar así
La semana anterior diferentes amigos enviaron a mi correo una publicación de un columnista del diario El País de Cali donde se presentan las fallas de las políticas del estado colombiano con el medio ambiente, fundamentado en un estudio que anualmente las universidades de Yale y Columbia realizan en 180 países.
Algo que deberían tomar como ejemplo las universidades regionales radicadas en nuestra ciudad, algunas de ellas más preocupadas por solo sacar plata por concepto de matrículas a los padres de familia y estudiantes y no retribuirlo en calidad e investigación, y es en esto que debemos ser rigurosos con ellas, permitiendo solo los programas en los sectores que se requieran , exigiendo buenos resultados, tomando muestras anuales de cubrimiento y cumplimiento de metas , evitando el incremento en los índices de sobre oferta laboral , tal como ocurre en carreras como derecho, arquitectura e ingeniería agrícola.
En el mencionado estudio las universidades aplicaron 20 indicadores como; calidad del aire y del agua, el manejo de los recursos hídricos, la conservación de bosques, la biodiversidad y la sostenibilidad en agricultura y pesca, entre otros. En el año 2008 Colombia ocupaba el puesto 8 en buen manejo de su medio ambiente, bajó al décimo lugar en el 2010 y hoy está en el 85, con una calificación de 50,77 sobre 100. Con toda razón como no llamar la atención cuando estos resultados contradicen las políticas y esfuerzos que el estado colombiano dice estar llevando a cabo, cuando la peor nota es en la conservación de sus recursos hídricos, indicador en el que apenas alcanza una puntuación de 4,6 sobre 100.
El país también no le va bien en el cuidado de sus bosques, observemos los pobres resultados en la intención de construir plantas de tratamiento de aguas residuales. Las principales cabeceras municipales en nuestro departamento continúan vertiendo las aguas residuales al Magdalena. Las Ceibas a pesar de los esfuerzos se encuentra en grave riesgo por las tareas de exploración y explotación de hidrocarburos, lo cual se agrava con una normativa nacional que faculta a la nación para autorizar estas concesiones por encima de la legislación municipal y que no decir ante la falta de una política de reciclaje que nos obligue a hacerlo. Sin embargo no todo es malo según el estudio de calidad del aire, alcanzó 95,09 puntos, y en biodiversidad con una calificación de 80,4. El resultado es lógico si se tiene en cuenta el compromiso de los últimos gobiernos para ampliar sus zonas de reservas naturales y endurecer las leyes para preservarlas; pero en las zonas urbanas los índices de árboles por habitante son muy bajos. Colombia aún es un pulmón verde lo cual le permite respirar un aire más puro que en otras regiones del mundo. Así las cosas debemos mejorar partiendo de una conveniente postura individual, generando conciencia colectiva para exigir en las autoridades mayores controles y cumplimento de la normativa relacionada con el medio ambiente.