No es momento de paros
Los campesinos, indígenas y afrodescendientes, reunidos ayer en Bogotá, anunciaron lo que sería un nuevo paro nacional agrario, iniciativa que no llega en buen momento, sobre todo por la coyuntura político-electoral por la que atraviesa el país.
Los labriegos, provenientes de todos los rincones de la patria, llegaron en buses a la capital, se reunieron en el coliseo El Campín y pasado el mediodía marcharon desde varios puntos hasta llegar a la Plaza de Bolívar.
El alcalde Gustavo Petro los escuchó y acompañó, como también una nutrida delegación de Marcha Patriótica, la Unión Patriótica y el Partido Comunista, apoyos que desdibujan la movilización y dan pie para que la otra parte, esa que no gusta de la izquierda, estigmatice y hasta criminalice la que muy seguramente es una justa protesta.
No podemos desconocer que, con algunas pocas excepciones, nuestros campesinos no pasan por un buen momento, fruto de las improvisaciones de los gobiernos de turno, de las afectaciones derivadas de los tratados de libre comercio y en general por la evidente ausencia de una auténtica y eficaz política agraria.
Está demostrada la crisis del campo, como también que nuestros campesinos no son la prioridad para los gobernantes.
Hoy podemos decir que sectores como el café pasan por un buen momento, pero que esto obedece a situaciones externas (crisis en los otros países productores), algo que evidentemente es pasajero y que podemos denominar así, como algo pasajero. Otros, como los cultivadores de arroz, siguen padeciendo y hasta trabajando a pérdida, debido a muchas coyunturas, en especial el contrabando que parece no tener control.
Como vemos las razones para la movilización sobrarían, pero no es pertinente en el entendido que estamos en campaña política, buscando elegir al presidente que regirá los destinos del país en los próximos cuatro años.
Una movilización (paro) en estos días, se entendería como un acto en contra del actual mandatario (presidente-candidato). Y para no ir tan lejos, el propio presidente Santos, por intermedio de sus ministros, dijo ayer que la marcha campesina era un acto político de apoyo al alcalde Gustavo Petro y en contra suya.
No es momento para un paro, una movilización que caldearía los ánimos y que terminaría convertido en tema de campaña.
La protesta justa puede llegar pasados los comicios, claro está, si el Gobierno no atiende las justas reclamaciones.