La presunta inhabilidad de Ana María Rincón.
En abril de 2013 la vida le sonreía a Ana María y a su hijo Sergio Younes, diputado del Huila y brillante figura regional. Seguramente con el poder del joven político, su mamá fue nombrada directora del festival folclórico en Neiva.
Aunque la designación la formalizó el Fondo Mixto de Cultura del Huila, es claro que corresponde a una decisión que tomó el alcalde Pedro Suárez, por tratarse –el objeto del contrato- de la organización de las fiestas de la capital huilense.
El Fondo es una entidad pública, que maneja recursos del Estado, pero se rige por normas de derecho privado. Organizaciones de este tipo le permiten a los gobiernos obviar o facilitar la contratación, sin someterse a la camisa de fuerza –intimidante- de licitaciones y procesos públicos.
El contrato suscrito por la señora Rincón (prestación de servicios) se especificó en seis meses, desde el 29 de abril hasta el 29 de septiembre. Un documento en mi poder establece que no hubo cambios en el tiempo ni en la remuneración. Tampoco observaciones en el cumplimiento.
Después vino la sorpresiva y dolorosa muerte de Sergio, quien se veía como seguro ganador de una curul en la Cámara. Y las escenas controvertidas de su sepelio, con una foto gigante al fondo de Ana María, postulando su nombre al Congreso.
Pero ese asunto no es lo central. Surge ahora la duda si la nueva Representante a la Cámara está inhabilitada. Si el contrato en referencia le impedía postular su nombre y ahora posesionarse. Si el Fondo Mixto es una empresa privada (en cuyo caso no habría problema) o si –como su nombre lo indica- es “mixto”, se financia con dineros del Estado y en su junta directiva se sientan el gobernador y varios alcaldes.
Si la restricción para contratar es de seis meses o un año. En caso de lo primero, el contrato de la señora Rincón, que terminó el 29 de septiembre, extendería la barrera legal hasta el 29 de marzo, cuando ya había sido elegida, lo cual configura la inhabilidad.
Al margen de las preferencias políticas, los huilenses tenemos muchas razones para celebrar la llegada al Congreso de Ana María, una mujer sin tacha, sufrida, trabajadora. Y golpeada por la muerte de su único hijo, en la cima de su trayectoria, no obstante su juventud.
Sin embargo, la política y la ley no suelen tener compasión ni consideraciones humanitarias y su caso (por lo que me dicen) estará pronto al estudio de la alta justicia.