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Opinión/ Creado el: 2014-02-04 04:22

La bomba tributaria

En medio de rodillas y convenciones, pasó desapercibida la magnífica entrevista que publicó este diario hace unos días con el director de la DIAN, Juan Ricardo Ortega.

Escrito por: Redacción Diario del Huila | febrero 04 de 2014

Desde su título —“Evasión en renta es una vulgaridad”— se advierte que Colombia, carente de cultura en la materia, es el reino de la injusticia tributaria y que estamos muy lejos de llegar a los estándares del club de países al que anhelamos entrar.

Las medidas tributarias son herramientas de política económica y muchas veces los gobiernos se equivocan. Por ejemplo, según Ortega, en materia de retención en la fuente, sólo en 2012 se aliviaron las injustas cargas que pesaban sobre los empleados y las pequeñas empresas (“Les quitábamos $4 billones a los colombianos por esa vía”).

Aun a pesar del desequilibrio en la distribución de ingresos, no es explicable que sólo un millón de personas naturales declaren impuestos. Según las cámaras de comercio, existen cerca de 800.000 sociedades; sin embargo, sólo 320.000 declaran renta y, de ellas, 3.500 pagan impuestos. “La gran mayoría de la gente hace fraude a la contabilidad”.

Frente a la elusión y a la evasión, lo fácil es seguir cobrándoles a los que pagan siempre, en lugar de perseguir a los que se escabullen. El aguerrido funcionario, de manera directa, cuestiona a la minería, al sector de la construcción, al ganadero, al agricultor, a las concesiones viales y, con nombre propio, a Corabastos de Medellín (“Tiene ingresos de $200.000 millones al año, pero paga $1’800.000 de impuestos”).

En gran medida, la falta de conciencia tributaria obedece a que no se ve el destino de lo que pagamos en impuestos. En Bogotá hace unos años mucha gente pagaba de manera voluntaria un 10% más de predial o de rodamiento. Esas épocas no volverán, gracias a lo que se robaron y porque aún se dilapidan los recursos públicos en una ciudad que se derrumba.

A diferencia de sociedades desarrolladas, sorprende que el tema tributario no sea esencial en los programas de los partidos políticos y que a la hora de votar, a los colombianos les importe tan poco el asunto, a pesar de que toca de manera directa e inmediata su bolsillo y su bienestar.