viernes, 18 de julio de 2025
Opinión/ Creado el: 2014-01-02 09:05

Jota, caballo y rey

Antonio Montaña había escrito una versión literaria de la matanza del circo de toros en 1956, pero fue necesario esperar más de medio siglo para que apareciera una novela sobre el general Gustavo Rojas Pinilla, cuyo gobierno es uno de los que más se presta para ser llevado a la ficción.

Escrito por: Redacción Diario del Huila | enero 02 de 2014

Llena este vacío Daniel Samper Pizano, que en Jota, caballo y rey recrea con fidelidad histórica la llegada del Gurropín al poder el 13 de junio de 1953, el inicial enamoramiento de toda Colombia con este ingeniero conservador boyacense y el fin de la luna de miel un año después con la matanza de los estudiantes de la Universidad Nacional en plena carrera séptima.

Hizo bien el autor en conservar los nombres verdaderos de muchas figuras claves del gobierno, como el canciller Evaristo Sourdis, el general Duarte Blum y la primera dama, doña Carola Correa Londoño, que apropiadamente habla antioqueño en la alcoba presidencial. Hay también personajes inventados, pero todos parecen reales pues se mueven en el ambiente de lucro y aprovechamiento que impuso el general.

Rojas era belfo, primario y aurívoro y así lo retrata Daniel Samper Pizano. No muy dado a violar el sexto mandamiento, el general deseó siempre la vaca, no la mujer, del prójimo.

“La arbitrariedad y el favoritismo primaron en su régimen”, escribió Alberto Lleras, quien también anotó: “Su mediocridad de ánimo, apenas disimulada con la malicia que corre a torrentes por los labrantíos de su tierra nativa, es responsable de muchos daños causados al país”. Samper Pizano así lo retrata y resalta la gran oportunidad que Rojas le robó a Colombia. El café —lo único que el país exportaba— valía tres dólares la libra, hoy vale apenas un dólar, pero el Jefe Supremo no pensó en el desarrollo sino en sus hatos.

El segundo gran personaje de la novela también es un cuadrúpedo, el caballo Triguero, que se convirtió en héroe nacional por sus triunfos en Hipotecho. Por momentos el lector puede pensar que hay mucha hípica en la novela, pero el desenlace es magistral. El fin de Triguero es tan ruin y sangriento como muchos episodios reales del gobierno de Rojas.

Solamente se echa de menos en el libro un personaje que, como Lucio Pabón Núñez, fue importante para nuestra historia republicana. Me refiero a Ema Tarazona, la Señorita Boyacá oriunda de El Cocuy que fue amante de Samuel Moreno Díaz, y a la cual la Nena mechoneó en el lobby del Hotel Tequendama. Es de suponer que Samper Pizano la reservó como personaje central de otra estupenda novela.