Hay límites
El país ha tolerado mucho, siempre pensando en que la prioridad es la anhelada paz, esa que hemos esperado durante algo más de 50 años y que ha sido esquiva por múltiples factores.
Nunca antes habíamos tenido una posibilidad como la que vemos en los diálogos de La Habana, un proceso que pareciera va por buen camino, gracias a la gestión de un Gobierno que asumió la paz como bandera, con resultados hasta ahora satisfactorios, por lo menos en el hecho que siguen sentados, discutiendo, escuchando y sorteando obstáculos.
En los últimos días se han oído voces que piden al Gobierno levantarse de la mesa, tildando a las Farc de irresponsables, de no estar jugando limpio y de faltarle al país.
Una bomba en Pradera, Valle del Cauca, y el crimen de dos miembros de la Policía, a quienes además torturaron -hechos registrados en Nariño- fueron los detonantes que motivaron un rechazo generalizado.
Pero en La Habana, sin decir que son ciegos o sordos, están tratando de mirar más allá, saltando sobre éstos enormes baches, siempre pensando que la prioridad es la paz de todo un país.
Pero todo tiene su límite y siempre hay una gota que rebosa la copa. En los últimos días se ha hablado de la posible llegada a La Habana del guerrillero Hernán Darío Velásquez Saldarriaga, alias El Paisa, el sanguinario comandante de la columna móvil Teófilo Forero.
Se trata de un personaje funesto, cerebro y ejecutor de los actos terroristas que más le han dolido al país, como la bomba detonada contra el Club El Nogal de Bogotá que dejó 38 personas muertas; la masacre de los concejales de Rivera y el secuestro y posterior asesinato de los diputados del Valle, entre otros muchos hechos reprochables.
No se trata de un ideólogo, ni de un curtido luchador de una causa. Estamos frente a un terrorista que según la inteligencia militar se la pasa fusilando a sus propios ‘amigos’ por sospecha.
No tendría ninguna presentación y seguramente el país no toleraría ver a este personaje en la mesa de negociación.
En aras de la paz debemos ceder y aportar lo que esté a nuestro alcance, lo que no significa que todo sea válido. El proceso necesita de mínimos valores y esos no los tiene este personaje. Si El Paisa llega a La Habana, seguramente hasta la paz se aleja.