Feliz Día del Periodista
“El deber del periodismo es ser los ojos del ciudadano frente al poder”: Daniel Coronell. Este contundente mensaje, no deja de ser provocador en un país donde los administradores de la función pública tratan de esquivar sus responsabilidades y evitan (así tengan que amenazar) a todos los que se constituyan en vigilantes de lo público.
Hoy que se celebra en todo el país el Día del Periodista, el homenaje va para todos aquellos verdaderos ciudadanos que se han convertido en los abanderados de la verdad y defensores del trasparente ejercicio de la función pública.
No basta con tener un diploma que acredite que se es comunicador social y periodista, si sus conductas no enseñan, no entretienen, ni mucho menos informan. En otras palabras, es necesario que se haga gala al buen ejercicio de la profesión para hoy tener el honor y la satisfacción de recibir elogios por su buen trabajo.
Esta semana el destacado periodista Daniel Coronell, en un conversatorio invitado por la revista Semana y la Universidad del Rosario que tenía como temática ‘¿El periodismo debe ser un contrapoder?’, dejó claro que el oficio demanda un distanciamiento de los órganos del poder, siendo esta la única forma de representar los reales intereses del ciudadano. En los casos en que surge un dilema como por ejemplo verdad frente a justicia, o verdad frente a la paz, la obligación es la búsqueda de lo primero. Según Coronell, los periodistas “debemos ser el contrapoder de la empresa privada, de los poderes del Estado e incluso de los propios medios. Nunca se hace buen periodismo en acuerdo con el poder. Nunca se hace buen periodismo si no se tiene una mirada crítica”.
No basta con estar distanciado del poder, es necesario ser una buena persona como bien lo afirmaba Ryszard Kapuściński, pues sería contraproducente que alguien que denigra de su igual y discrimine, pretenda luego criticar con objetividad.
Hoy es un día no solo para celebrar y recordar el acontecimiento que dio origen a esta fecha conmemorativa, sino que es la oportunidad de hacer un discernimiento, o mejor, una autocrítica a nuestro ejercicio profesional.