Es hora de la gallardía en Comfamiliar
Me acostumbré desde mis primeros años de ejercicio periodístico a seleccionar las invitaciones sociales, no por arrogancia, sencillamente para hacer uso al derecho que debemos tener quienes laboramos en medios de comunicación, a medir algunas distancias con el fin de imprimirle cierta inmunidad a la credibilidad, herramienta básica en la labor de todo comunicador.
En cumplimiento de este descabellado principio me abstuve de asistir a las invitaciones sociales de navidad y año nuevo que amablemente recibí del director de Comfamiliar Armando Ariza Quintero, pues fuentes bien informadas me advertían desde meses atrás que una catástrofe jurídica podría venirse en cualquier momento contra el funcionario. No se sabía cuál de las tantas investigaciones que tiene podía aflorar, pero se anunciaba por todos lados que un hecho grave en Comfamiliar estaba a punto de conocerse.
El pasado fin de semana reunido con algunos colegas que se arrepienten de no haberse marginado de los eventos sociales convocados por el director Ariza Quintero, me comentaron que más de uno fue advertido a través de sendas llamadas telefónicas sobre lo mal que les quedaría asistir a estos eventos. Unos muy pocos desistieron, los demás con o sin advertencias acudieron, quizás porque los temas de la ética y la moral resultan tan utópicos y ridículos en nuestro medio. Yo mismo me considero un ridículo, hablando de buena conducta.
Creo que lo del director de Comfamiliar Armando Ariza Quintero y los otros dos investigados es muy grave, es solamente una investigación, pero la Fiscalía informó con propiedad sobre la situación, haciendo referencia a la resolución de acusación que se les dictó. Se advierte que tanto el director Ariza Quintero como el exalcalde de Garzón y la exrepresentante legal de Medilaser habrían utilizado la figura de la tercerización para apropiarse de millonarios recursos. Sobre todo, que eran recursos destinados para la salud de beneficiarios humiles que en más de una ocasión se han visto afectados por el mal servicio. Dice el mismo Ministro de Salud que hacer mal uso de la plata que va para este sector es criminal, que este tipo de delitos se deben castigar sin contemplaciones.
En efecto, he querido mantener una respetuosa y prudente distancia con el doctor Armando Ariza, porque también me incomodan los múltiples y diarios comentarios que se tejen a todos los niveles, en el sentido que desde que llegó a la Caja de Compensación Familiar, una entidad de los trabajadores, se ha convertido en el nuevo millonario de Colombia, que disfruta de fincas, apartamentos, ostentosos vehículos y que se da vida de lujos y abundancia. Si eso es cierto, debería explicar cómo ha obtenido tantos bienes, porque aunque es uno de los ejecutivos mejor pagos en la región, sus salarios no serían suficientes para atesorar tanta riqueza que se dice que ha alcanzado últimamente.
El doctor Ariza sabe muy bien que se habla sobre su enorme riqueza y se ha quedado callado. Los trabajadores del Huila tienen derecho a saber lo que piensa de lo que se dice o se especula, pues aunque Comfamiliar es un ente privado maneja recursos oficiales y por lo tanto, debería explicar cómo ha hecho tanta fortuna en los últimos años. Además no sobraría que se apartara del apetecido cargo mientras se adelanta la delicada investigación y deja en claro su situación jurídica, tiene allí colaboradores de entera confianza que le saben guardar muy bien la espalda. La gallardía es una virtud que hace juego con la ética y la mortal.