viernes, 18 de julio de 2025
Opinión/ Creado el: 2014-01-04 11:46

Enseñanzas: Petro - procurador

Nuestro Estado Social de Derecho ha sido resquebrajado desde el mismo momento en el que se anunció al mundo entero la gran reforma Constitucional de 1991, hasta el punto de que tales reformas que se hicieron luego de la radicalización de un conflicto armado generado tanto por la subversión y el narcotráfico y que nos costó mucha sangre y dolor, fueron desvertebradas por obra y gracia de los mismos Legisladores y ante los intereses mezquinos de la clase dominante.

Escrito por: Redacción Diario del Huila | enero 04 de 2014

Hoy nuestra Carta Política es una colcha de retazos, no vivimos una democracia verdadera, y no nos asomamos a aquella por la continuidad del manejo burocrático del país, aunado a las formas como las mafias, el narcotráfico y los grupos paramilitares con sus mil rostros, siguen ejerciendo un poder omnímodo, pregonando siempre, la falsa imagen de un Estado Social y de Derecho.

Pero la Oposición en Colombia ha sido lo que sigue siendo: un hazmerreir. Una pantomima. Una forma de careta de falsa imagen de democracia, una forma de garantizar que ese discurso político de la clase tradicional, tiene coherencia y esos grupúsculos que hoy se pregonan de izquierda, no han servido más que para generar las desigualdades sociales, la ausencia de reconocimiento de valores y de principios y sobre todo,  para propiciar y avalar, todos los fenómenos que hoy sumen al país en ese laberinto sin salida, que se llama conflicto interno armado y de violencia.

Las secuelas del pasado Frente Nacional, siguen latentes, las políticas fiscales siguen intactas, el proteccionismo a las fuerzas ciegas de la inversión extranjera y de la dominación del imperio, ha sido la base de nuestras negociaciones económicas y todo eso ocurre, mientras soñamos con una paz que no tenemos, mientras abrevamos una sociedad que no nos corresponde y mientras nos alejamos de la realidad, con falsos ídolos que los medios de comunicación se encargan de moldearnos, para que todo siga tranquilo en la farsa de seudo democracias que queremos vivir.

Entonces esos representante que un día la izquierda eligió y avaló y reconoció, hoy se trastocan en armas de doble filo que concitan al ejercicio de un poder, sobre presupuestos ya conocidos y es entonces, cuando la Procuraduría de extrema derecha, como la que actualmente tenemos, proceda a pronunciarse como lo ha hecho en el caso del Alcalde de Bogotá, muy pronto, exalcalde de la Capital.

Cada quien tiene su derecho, pero el Derecho que se predica y se reconoce, no es el de las urnas, ni es el de las leyes establecidas. Es el Derecho que nosotros mismos nos hemos dado, cuando creemos que podemos borrar con el codo, lo que hemos hecho con la mano. Ese voto elector, de Petro por el Procurador, ha sido una dura enseñanza, como ese voto de los colombianos por nuestros propios verdugos, nuestros propios inquisidores, nuestros propios delatores.

Entonces, no vale la pena seguir pensando en los procesos electorales en Colombia, mientras la Constitución Política de Colombia, siga siendo mancillada por quienes ocupan el Congreso de la República, que son la casta más desprestigiada de las instituciones de los largos años que llevamos viviendo en este Estado Social de Derecho.  Solo el VOTO EN BLANCO, nos abre un camino de luz y de esperanzas, para acabar de tajo con todos los CONGRESISTAS, sin distingos, y postular nuevos candidatos que puedan llegar con valor y trasparencia a rescatar parte de esos elementos que tanta falta nos hacen en la normatividad colombiana, para devolvernos la fe en las instituciones y la fe en la patria que hemos soñado.