viernes, 18 de julio de 2025
Opinión/ Creado el: 2014-01-21 10:20

En la MIRA

Las declaraciones de la señora María Luisa Piraquive, familia caracterizada por su vinculación a la clase política porque tiene representación en diferentes espacios es solo una muestra más del gran desprestigio que los padres de la patria vienen demostrando a lo largo de la historia.

Escrito por: Redacción Diario del Huila | enero 21 de 2014

La señora María Luisa es la mamá de la senadora Alexandra Moreno Piraquive y aunque ella no sea responsable por los actos de su progenitora, desdibuja y contradice los llamados que desde el pulpito realizan a diario con los feligreses en las homilías en la Iglesia de Dios Ministerial de Jesucristo Internacional.  Es lo que se llama incoherencia de algunos líderes y partidos políticos. Haciendo la aclaración para no estigmatizar o generalizar y caer en el maniqueísmo.

Si algo debe recuperar la clase política y los partidos es la coherencia entre lo que se piensa, se dice y se hace. No es posible que los servidores públicos, en este caso los  elegidos por el pueblo adopten actitudes contrarias en sus campañas políticas y en su vida personal y profesional. En las contiendas electorales escuchan, oyen, se muestran sencillos, participativos, democráticos y humildes porque tal vez necesitan de los votos y el apoyo. Algunos se vuelven generosos y hasta caritativos tratando de comprar la consciencia de las personas. Una vez elegidos dan un giro contrario que resultan abiertamente desconocidos por la ciudadanía, por su ostentación, arrogancia, prepotencia, vanidad y despilfarro de los recursos públicos o privados.

Esperamos que los seguidores de esta familia la cual tiene serias fracturas en su interior por sus excesos, logren dar una batalla interna para recuperar los valores, principios y aquellos propósitos loables que les permitió ser una fuerza con incidencia política. El fenómeno muestra la profundidad de la crisis que padecemos en la sociedad colombiana y mundial. Llegar al punto de discriminar a los seres humanos por las diferencias en sus capacidades (me gusta este término en lugar de  hablar de discapacidad), su condición étnica, sexual o de otra índole definitivamente es la anulación de la sensibilidad humana.

Afortunadamente el nuevo Papa Francisco lidera una corriente para tratar de cambiarle el rumbo a la Religión Católica y colocarla a tono con las necesidades de la humanidad y no tanto de las estructuras gobernantes de la Iglesia. Sus primeras decisiones por lo menos expresadas están en concordancia con la vida que llevó como miembro de la iglesia, alejado de todos los lujos y formas excluyentes con sus fieles. Su actitud podríamos decir que es coherente una vez fue elegido Papa. Su comportamiento no es extraño para quienes lo conocen y saben cómo actuó y como lo está haciendo en la actualidad. De ahí que no son aisladas las voces de rechazo y desconocimiento hacia el nuevo Pontífice  por parte de jerarcas que no ven con buenos ojos este direccionamiento.

Sea el momento para que la sociedad siga descubriendo aquellos males que nos aquejas y al mismo tiempo tener la conciencia para asumir los cambios que necesitamos los seres humanos para construir una sociedad equitativa, democrática pero sobre todo de respeto a la diversidad.