domingo, 20 de julio de 2025
Opinión/ Creado el: 2014-03-01 10:57

El voto anticorrupcion

El Voto es un derecho y por qué no, una obligación. Como Derecho impone su ejercicio para la consolidación de la participación en la vida pública en el destino de la nación.

Escrito por: Redacción Diario del Huila | marzo 01 de 2014

Para un demócrata, el Derecho es una obligación en cuanto advierte que debe procurar el bienestar de todos y participar en designar quienes hayan de ser sus gobernantes o las personas que sean sus voceros en los órganos de representación popular. 

Quienes se abstienen de votar y pregonan la abstención, son condescendientes con el caos, con la violencia institucional y con todas las formas de desconocimiento de los derechos del otro y por ende, es enemigo de la paz y de la convivencia social, pues su forma de desconocer el valor de su participación en las decisiones del Estado, coadyuva en los actos de corrupción y de desinstitucionalización que se vive por la desidia del gobernante. 

El voto es secreto. Por tanto, nadie está en la obligación de hacer alarde por su voto, de anunciarlo o de pregonarlo, hacerlo es contrario al fin mismo de la votación, otra cosa es que se una a un grupo ganador o que celebre una victoria electoral, o bien porque hizo parte del mismo proceso electoral, porque simpatice con el candidato o porque se sienta bien representado, haya o no votado por ese candidato. 

Cuando los niveles de corrupción crecen y el mismo gobierno nacional se margina de cualquier política pública tendiente a rescatar la imagen y la transparencia de sus actos públicos, es cuando el voto adquiere trascendencia para transformarse antes que en un reconocimiento a la gestión gubernamental a una voz de protesta, a una forma de indignación y por qué no, a una forma para no contribuir con la complicidad de los autores de dicha corrupción. 

Es el Voto en blanco en últimas una opción válida, que tiene que adquirir la trascendencia y la representación para que quien lo ejerza, sea consecuente con la decisión que adopta. 

Votar en Blanco es sinónimo de indignación contra la corrupción, cuando de elegir al Congreso se trata, por cuanto es uno de los principales bastiones de ese flagelo que afecta nuestro Estado. 

Votar en Blanco es una forma de revolucionar la participación política en las decisiones del Estado, se ejerce el derecho constitucional al voto, se deja una constancia histórica de una determinación y se anuncia la opción de volver a repetirlo cuando las cosas no se estén haciendo como corresponde con la democracia representativa que se elige.

El voto en blanco no tiene la misma trascendencia del abstencionismo como lo pregonan sus enemigos que llegan a afirmar que se suma a los votos del ganador. Todo eso es falso. El voto en blanco tiene identidad y trasciende en la medida en la que alcanza un privilegiado puesto cuando es mayoría y hace que todos los candidatos pierdan la opción de presentarse de nuevo en las elecciones siguientes. 

El único voto que es anticorrupción, es el VOTO EN BLANCO. Asumamos una lucha frontal desde las urnas con este procedimiento que tanto necesitamos para alertar a los delincuentes de cuello blanco y saber que si la justicia no funciona, el voto en blanco es nuestra mejor propuesta.