El verdadero Chocorazo
No cabe duda de que en este país para desgracia nacional se encuentran los políticos más ególatras, revanchistas, malos perdedores y perversos.
Resulta que ahora el uribismo teniendo como portavoz al avilantado de Invercolsa Fernando Londoño, imaginándose lo que hacen han salido a decir que les robaron las elecciones en un auténtico chocorazo porque apenas sacaron 19 senadores, cuando aspiraban pensando con el deseo, que iban a sacar más de 40 porque las mayorías uribistas iban a reventar las urnas con los millones de votos que eligieron al presidente Santos, dándose con una piedra en los dientes, pues unas son las elecciones presidenciales y muy otras las ilegítimas elecciones para corporaciones públicas, donde predomina el fraude y el clientelismo.
Hasta el mismo Uribe ha salido a decir que este es un congreso ilegítimo por el robo electoral al mejor estilo de Laureano Gómez cuando otrora pérfidamente le endilgaba al liberalismo la falsificación de 300.000 cédulas para incendiar este país de fanáticos y violentos, acostumbrados a los chocorazos desde la elección de Rafael Reyes. Claro que Uribe tiene razón cuando considera ilegítimo el congreso elegido, pero no porque le hayan robado las elecciones en este país de ladrones de todo pelaje, sino porque fue elegido por una minoría de apenas el 35% del censo electoral, producto del fraude y el clientelismo y la financiación de campañas con dineros espurios, como todas las elecciones que hemos tenido en Colombia gracias al mórbido sistema electoral que tenemos que sirve precisamente para garantizar elecciones fraudulentas y gobiernos ilegítimos.
Por eso es tan ilegítimo el congreso que hay como el que fue elegido, por lo que no es nada nuevo lo que afirman los malos perdedores uribistas. Nada entonces ha cambiado, y lo que ha salido a relucir es la mala leche de nuestros políticos cuando pierden las elecciones, porque lo único que les importa en su egolatría es su apetencia particular, así tengan que abismar el país en el resentimiento político y la violencia que ha hecho posible que nos matemos estérilmente durante gran parte de nuestra vida republicana.
El verdadero chocorazo entonces fue el que padecimos todos los colombianos en las pasadas elecciones, como en todas las anteriores, en tanto ahora resultaron elegidos mal contados 66 miembros del nuevo congreso con vínculos con el paramilitarismo y la delincuencia de cuello blanco y negro, y reelegidos las mayoría de los fósiles de la politiquería gracias a las mermeladas de todos los tiempos que sirven para aceitar las maquinarias infames del establecimiento. En suma eso es lo que seguimos teniendo, el congreso y los gobernantes que nos merecemos, pues a pesar del palo y los latrocinios que recibimos los colombianos de los ruines políticos que tenemos seguimos votando por ellos en un tormento de Sísifo del cual jamás nos vamos a librar, porque el grueso de la ciudadanía abstencionista no reacciona fungiendo de cómplices de una cáfila politiquera que sabe en forma arrogante que tiene mangoneado a este país de cafres que se acostumbró a malvivir y a la violencia en un remedo de democracia.