El invierno
Recientemente llegué de un viaje personal por varias ciudades en Estados Unidos en medio de uno de los inviernos más fuertes, más fríos y con más nieve de las últimas décadas. Comparto con ustedes mi experiencia para poder decir nuevamente con satisfacción en esta columna que Colombia es uno de los mejores vivideros del mundo.
Todo empieza con la nevada y la caída de copos y copos de nieve que dejan blanca la ciudad, una imagen espectacular desde la ventana de la casa. El problema son las capas de nieve que se empiezan a acumular y a medir primero en pulgadas y luego en pies. Ahí empieza la función. Se bloquean las calles y los andenes y la gente queda atrapada esperando los camiones que se encargan de barrer la nieve en las vías y arrojar sal para que la remanente se derrita. Parte de la nieve se empieza a acumular a lado y lado de las vías y la salida del sol complica lo demás. El calor derrite las capas superficiales de la nieve, parte del agua vuelve a la vía y el frio intenso la congela, una mezcla perfecta para formar unas verdaderas pistas de hielo que hacen imposible controlar el carro o no resbalarse en los andenes. La solución: más carros con sal descongelando las vías. El nuevo problema es que en ciudades como Chicago, por los niveles históricos de nieve, la sal se empieza a acabar y hay que racionarla; o en ciudades como Atlanta donde el problema es que la Alcaldía no esta preparada y no hay carros suficientes para atender la situación.
A lo anterior hay que sumarle el rito para salir a la calle: chaqueta de invierno, botas especiales e impermeables, guantes, gorro y ropa térmica; lo que sea para aguantar los -25 grados que lo esperan a uno afuera. Si uno va en carro ni hablar: a sacar la pala para limpiar la salida del garaje, dejar prendido el carro por lo menos 10 minutos antes mientras arranca de verdad la calefacción y de paso limpiar el andén de en frente de la casa para que la Policía no le ponga multa. Superado el reto de la sacada del carro hay que armarse de paciencia por que la velocidad promedio no pasa de 20 km/h y los trancones se vuelven protagonistas.
Al llegar al destino final después de toda esta preparación la situación continúa. El único tema de conversación ahora en Estados Unidos son las pulgadas que cayeron de nieve, la temperatura, la velocidad del viento y el cierre de las escuelas mientras el programa de tv favorito es el Weather Channel (el canal del clima) para oír una y otra vez los flujos de la tormenta y porcentajes de posibilidades de nuevas nevadas al mejor estilo de nuestro Max Henriquez.
Que afortunados somos en Colombia! No me imagino lo que sería de este país con ese invierno: Petro comprando caminones que recojan la nieve, la TV y la radio contando historias y denuncias de la sal que compraron unos alcaldes y que nunca apareció, y las secciones de farándula con lo último en ruanas impermeables para combatir el frio. Qué afortunados somos en Neiva! Una camisa y un pantalón y uno esta listo para salir a la calle. Acá hay dos tipos de clima: fresco y caliente, y si hay mucho calor no hay nada que un jugo helado de cholupa no pueda solucionar. Qué afortunados somos!