viernes, 18 de julio de 2025
Opinión/ Creado el: 2014-01-05 03:22

Ejemplo para el mundo

El Papa Francisco sigue demostrando que la Iglesia Católica es susceptible de cambios sin que esto signifique romper con el legado de valores que tradicionalmente han impartido los sacerdotes desde el púlpito.

Escrito por: Redacción Diario del Huila | enero 05 de 2014

Durante la clausura en el Vaticano de la 82 Asamblea General de la Unión de Superiores Generales (USG), el sumo pontífice indicó a los religiosos asistentes que es necesario transmitir conocimientos y valores a través de la fe, haciendo alusión expresa y directa a la comunidad gay, citando además un ejemplo que aseguró fue una vivencia.

"Recuerdo el caso de una niña muy triste que al final le confesó a la maestra el motivo de su estado de ánimo: ‘la novia de mi madre no me quiere’, contó Francisco a los superiores generales de los institutos religiosos, para indicarles que esa niña necesita el apoyo de la Iglesia, como lo también lo requiere la madre y la novia.

“Las  realidades personales que vive la sociedad actual, como la existencia de hijos que conviven con parejas homosexuales, suponen un desafío educativo nuevo para la Iglesia Católica en el anuncio del Evangelio, recalcó el Papa Francisco”.

Como vemos el alto prelado, nacido en Argentina, nos sigue sorprendiendo con su capacidad de entender las cosas, logrando, antes que excluir, llevar a la fe y al seno de la Iglesia Católica a quienes se habían alejado por considerarla retrógrada, obsoleta, arcaica y hasta estancada en muchos factores de la vida cotidiana, como en la inmisericorde exclusión por las inclinaciones sexuales.

"El porcentaje de chicos que estudia en los colegios y que tienen a sus padres separados es muy elevado -agregó-. Las situaciones que vivimos hoy, por tanto, plantean nuevos desafíos que para nosotros, a veces, son incluso difíciles de comprender. ¿Cómo anunciar a Cristo a estos chicos y chicas? ¿Cómo anunciar a Cristo a una generación que cambia?".

Francisco terminó su discurso invitando a los sacerdotes del mundo a que estén atentos a no suministrar a estas nuevas generaciones una “vacuna contra la fe” sino a que recuerden los pilares de la educación como el “transmitir conocimiento, transmitir las formas de hacer y transmitir los valores, a través de los que se transmite también la fe”.

Este es, sin lugar a dudas, el Papa que necesitaba el Vaticano y el mundo cristiano, un ser de carne y hueso que no está ajeno al mundo cambiante y que por el contrario permite pensar en que la Iglesia, como el mundo, debe modernizarse y evolucionar al mismo ritmo que lo hace el hombre.