sábado, 19 de julio de 2025
Opinión/ Creado el: 2014-01-31 04:12

Educación Vs. Desigualdad

A finales del año pasado se conocieron los resultados de las Pruebas Pisa., las cuales comparan el nivel educativo de medio millón de jóvenes de 65 países del mundo, y cuyo promedio de edad está en los 15 años. El informe reveló el mal desempeño de América Latina y los buenos puntajes que volvieron a obtener los países asiáticos como Shanghái, Singapur, Hong Kong, Taipei, Corea del Sur, Macao y Japón.

Escrito por: Redacción Diario del Huila | enero 31 de 2014

Colombia, por ejemplo, en lectura, ocupó el puesto 55, por encima de Jordán, Malasia, Indonesia, Argentina, Albania, Kazajistán, Qatar y Perú.  En al año 2009 el puntaje para el país en la misma área fue de 413 puntos, esta vez logró sólo 403.  En el área de ciencias, Colombia ocupó el puesto 58, entre los 65 países que presentaron las pruebas superando solamente a Tunisia, Albania, Qatar, Indonesia y Perú.  Resultados que hablan de una pésima inversión en educación por parte de los gobiernos y del Estado.

Los expertos por su lado señalan que la prueba sirve para medir lo que saben los estudiantes y lo que pueden hacer con sus conocimientos. Aunque también sirve para analizar lo positivo de invertir en grande en educación, pues los países que lo vienen haciendo desde hace más de veinte años como China y otros de la región asiática, ven hoy los resultados en ciencia, tecnológica, desarrollo social, y competitividad a gran escala.  

Se aprecia, entonces, que la educación constituye no sólo un factor fundamental de desarrollo y un instrumento esencial de transmisión de experiencias culturales y científicas, sino que es la ruta ideal hacia el progreso.  Actualmente, factores como la globalización, la tecnología, y la sociedad de la información, hacen que las economías exijan cada vez más, el desarrollo de competencias profesionales que requieren un elevado nivel de estudios.

Las presiones sociales y las exigencias actuales del mercado han hecho que exista una diversificación y proliferación desmedidas tanto de los tipos de establecimientos, como de los tipos de educación y de los programas.  Esto puede deberse entre otras cosas, a la presión ejercida por la sociedad para responder al imperativo económico.

Teniendo en cuenta lo anterior, es necesario destacar que la tarea de la educación, no debe ser definida únicamente ni de manera exclusiva desde las exigencias del sector de la producción.  La idea de educación debe cobrar valor en la medida en que se expresa en Instituciones concretas con una responsabilidad social manifestada en cada una de sus tareas.  Parte importante de esta tarea consiste en asumir los problemas del país, (y por supuesto de las regiones) convertirlos en objeto de conocimiento y sugerir hipótesis de solución que puedan incluirse luego en los planes de desarrollo municipales, departamentales y nacionales. Es decir, una educación que permita competir y ser sostenible a las regiones. Que reduzca (o elimine) la desigualdad y el empobrecimiento.

Solamente en este sentido podrá ser posible la formación de una clase diferente de ciudadanos.  Y por supuesto, los docentes tienen esa inmensa responsabilidad con la sociedad.  Según un estudio realizado por algunos intelectuales latinoamericanos,  para el año 2020, los maestros trabajarán rutinariamente con grupos de personas expertas en diversas áreas y se apoyarán en una gran variedad de productos y servicios de aprendizaje.  Nuevos sistemas de instrucción permitirán que los maestros diseñen tareas y proyectos interesantes y retadores que cierren la brecha entre el mundo del aprendizaje y el mundo del trabajo, moldeando la enseñanza para incrementar la eficiencia del aprendizaje. Los nuevos sistemas de aprendizaje harán un uso más productivo tanto del tiempo como del talento de maestros y estudiantes, y proveerán evaluación multidimensional para medir la pericia y habilidad del aprendiz en la realización de tareas complejas. Sólo así es posible hablar de verdad de educación para el progreso, por la igualdad, por la paz.

En estos tiempos de campañas políticas se abre un abanico de posibilidades para todos: de los políticos porque pueden plantear metas serias en esta materia, y de los electores porque deben exigir más oportunidades y una mejor calidad de vida.  Ojalá la exigencia se centrara en una educación gratuita, de calidad, y para todos.