Comentarios de Gustández
El derecho a disentir(14- 01- 27)
El grueso de los colombianos necesitamos más justicia y equidad y menos compasión y promesas, pero se nos olvida, por ejemplo, que los problemas tributarios, de salud, educación, justicia, medio ambiente y agro también son “nuestros”. ¿Cuántas veces nos hemos quedado con la rabia casera frente al televisor o la página del periódico con la queja que se repite luego en corrillos, en las colas y las salas de espera y en las reuniones de calle o de salón donde varios coincidimos en el desencanto político, la incredulidad en las instituciones y la desconfianza en la autoridad? Pero de ahí no pasa.
Hace falta solidarizarnos más de hecho que de corazón con toda manifestación civilizada pero categórica para reclamar, rechazar y denunciar las determinaciones o actos que atropellan el beneficio y el interés general del número cada vez más creciente de colombianos que somos víctimas de tarifas e impuestos desproporcionados, del carameleo oficial, del oportunismo electoral, de los ridículos aumentos salariales, de la “metástasis” corruptiva, del tratamiento de segunda.
Bien vista fue la actitud de los estudiantes universitarios que decidieron marcar como robadas las tapas de alcantarilla que aún (?!) permanecen instaladas en las calles de Neiva. Esa fue una ingeniosa forma de señalar y denunciar una irregularidad todavía consentida por los organismos de control. Así es como los ciudadanos de bien debemos ocupar el protagonismo que nos corresponde para reclamar con altura una sociedad mucho más igualitaria.
Por ello es menester que en los encuentros culturales, las tertulias, los programas de opinión, los foros virtuales, las aulas universitarias, los auditorios, los templos… se generen los cuestionamientos sensatos y surjan las propuestas proactivas para disentir, acusar, defendernos y ayudar a despertar a los ingenuos y confusos contra el actual estado de injusticia, corrupción y maldad. Ojalá aparecieran más grupos de veeduría, más concejos visibles, más movimientos cívicos, más observatorios ciudadanos, más movimientos políticos serios e incontaminados de mañas y manipulaciones electorales.
Este es un año donde se nos consultará sobre cruciales determinaciones en la vida socio política del país y entonces tendremos la oportunidad de ir contra la corriente de “más de lo mismo”. Nos toca hacerlo por el derecho a disentir, por la libertad de expresión, por nuestra honra y dignidad. Así nos toque reiterarlo.