domingo, 20 de julio de 2025
Opinión/ Creado el: 2014-03-19 08:20

Abstencionismo: El debate entre la desilusión y la constancia

La semana pasada, desde este mismo espacio, dijimos que una de las características de las elecciones al Congreso, fue el altísimo nivel del abstencionismo, que estuvo por encima del 50%.

Escrito por: Redacción Diario del Huila | marzo 19 de 2014

Es más, si queremos cifras más críticas, debe tenerse presente que menos de la tercera parte de las personas pudieron votar válidamente. Es decir, mientras que el Censo Electoral está alrededor de los 34.000.000 de colombianos, no hubo siquiera 11 millones de votos válidos, para el caso de Senado de la República, por ejemplo.

Pero volviendo al fenómeno del abstencionismo, aunque las preguntas que se plantean son verdaderamente muchas, y las pretendidas respuestas tal vez muchas más, lo cierto es que detrás de esa gran cantidad de colombianos, que son la verdadera mayoría, yace una profunda decepción, consciente e inconsciente, respecto de la conformación del poder público.

Las innumerables zonas grises del Sistema Electoral, o más precisamente, de la reglamentación de ese Sistema; a instancias de un Código que está por cumplir 30 años sin recibir las modificaciones de fondo necesarias; son las grandes responsables.

Jurados de votación para los que 1 + 8 es igual a 18, y no 9 según corresponde, como se observa en las actas que ellos mismos firmaron; tarjetones falsos introducido en las urnas; el servicio de energía eléctrica que es cortado justo cuando se desarrolla la cuenta de los votos; las causales de reclamación y de recuento anacrónicas que no van en la misma línea de la Constitución de 1991; las inconsistencias en las actas del preconteo frente a las de los claveros en una misma mesa, cuando han de ser idénticas; los sellos rotos de las arcas triclave; maniobras sistemáticas para impedir el ejercicio de los escasos derechos que les son propios a testigos, candidatos y apoderados; o errores en la elaboración de las actas definitivas de las autoridades electorales, por citar sólo unos cuantos ejemplos, son causas por las cuales la gente no cree en las elecciones como un método legítimo para transmitir su poder primario, hacia los órganos públicos.

¿Qué sucede finalmente? Que se falsea la voluntad popular. Los resultados definitivos, no reflejan lo que realmente expresó el pueblo con su voto en las urnas. Entonces, la conformación del poder público termina siendo causa de decepción, producto de la desfiguración operada sobre el sentir ciudadano.

Con todo, somos más quienes, en el abstencionismo o fuera de él, creemos en Colombia y en lo que puede ser. Seguimos adelante, trabajando con ahínco, por ese resultado.