¡A votar!

Si usted amigo lector, no saca tiempo, no deja la pereza o simplemente rechaza acudir a los procesos electorales porque dice ya no tener o nunca haber tenido fe en ellos, después no tiene ningún derecho de opinar sobre quiénes o cómo nos gobiernan.  En esta ocasión, no se queje después de cómo se aprueban nuestras leyes, se hacen los grandes y verdaderos debates nacionales y si persiste la corrupción.

Basta de esas convicciones, que por cierto nunca demostraron cambiar nada, de abstenerse de votar; hay que sufragar: por quien sea, pero hay que cumplir con el deber de votar; que es lo mismo que opinar dentro de la democracia. Basta de no participar cuando precisamente si todos los buenos, que decimos ser, lo hacemos bien, nuestro país deja taras.

Como decíamos, mañana elegiremos nuevamente a los ciudadanos que nos representarán en el Congreso de la República. Siempre es este un hecho  trascendental porque el país espera que lo que hemos avanzado se fortalezca y lo que se ha desviado se corrija.

Esta nación es otra desde hace diez años. Ha cambiado. Tiene mejor imagen y ha crecido. Las expectativas del pueblo son otras, hay nuevas preocupaciones, también nuevos retos; pero no cabe duda que las prioridades son iguales. Por ejemplo en materia de seguridad, infraestructura y empleo.

Ciertamente aún la prioridad del próximo gobierno, y tememos que aún el siguiente, será la aumentar la seguridad. En lo rural y en las ciudades. Luego aumentar el nivel de personas con un buen empleo. Y eso, no hay que perder la perspectiva, va de la mano.

Necesitamos por ejemplo visionarios que empiecen a buscar la seguridad de la Nación en la seguridad jurídica del Estado. Porque para garantizar lo que se denomina “orden público” necesitamos orden jurídico; que no sea un anatema afirmar que “la ignorancia de la Ley no sirve de excusa” cuando quien hace la Ley no la conoce y por ende no la aplica.

Y necesitamos valientes congresistas. No importa que no sean del Huila; hasta mejor que así sea porque entonces en próximos períodos nuestro Departamento habrá saneado su clase política.

En fin, necesitamos tantos buenos ciudadanos como tantos buenos ejemplos necesitamos. Y en nosotros está ahora que contemos con ellos.

Mañana temprano vaya con su familia y recoja a sus demás familiares y amigos y vayan a votar. Acudan a los puestos de votación con alegría y civilidad y decidan con simples equis en unos tarjetones. Llegó la hora. Su opinión sirve y tiene valor. ¡Sólo depende de usted!