No a las clases presenciales
Mientras se mantenga creciente la expansión de contagios del Covid-19 en el país, será muy difícil que se cristalice el anuncio del gobierno nacional de autorizar el regreso a clases de niños, que se encuentran confinados desde hace más de 8 meses en sus hogares. Si sigue la pandemia, la educación en Colombia no podrá funcionar como lo hacía antes de la llegada del coronavirus.
Esta decisión de la reapertura de los colegios y escuelas se ha convertido en una verdadera caldera ardiente por la característica de esta decisión gubernamental por su alta complejidad que se debe adoptar a partir del primer semestre del próximo año en medio de esta pandemia, que tiene amenazada la supervivencia no solo de los colombianos, sino de todos los habitantes del planeta.
En Colombia, todos los niños, niñas y los adolescentes han sido, junto con los mayores de 70 años, un grupo etario con muchas restricciones, ya que su protección contra el coronavirus debe ser la máxima prioridad para el Estado. Y es que, si bien la pandemia ha transformado la vida de la mayoría de las personas, hay oficios en los que el cambio ha sido más drástico y con más proyección hacia el futuro. Así ocurre con la docencia.
Por lo anterior, la administración municipal de Neiva ha sido tajante que el municipio no está preparado para un regreso moderado a clases en el primer semestre del próximo año. En su propuesta al Ministerio de Educación Nacional que el caso de nuestra entidad territorial aún no entraría en alternancia por el comportamiento epidemiológico del Covid-19.
Hay que reconocer que la de reabrir las puertas de las aulas no es una decisión fácil. Por más que cada vez se cuente con más evidencia científica sobre el menor riesgo que corren los menores frente al covid-19, no es prudente iniciar estos procesos de alternancia.
Para los docentes y padres de familia, se les ha convertido en una verdadera tormenta por la forma abrupta e inesperada como cambiaron los estilos para educar a sus estudiantes e hijos. Este oficio se vio cara a cara con un cambio de colosales dimensiones que bien merece el calificativo de brutal. Tempestad que ya se siente y cuyos efectos negativos se perciben ya a todo nivel.
Hay que destacar a estas personas, que con mucha abnegación y entrega han continuado a través de sesiones virtuales esta tarea misional. Es más que necesario, un reconocimiento a todos los maestros y maestras que en Colombia han tenido que capotear con enorme entrega, coraje, compromiso y pasión la inesperada coyuntura.