MINGA INDÍGENA Y MINGA INSTITUCIONAL
POR ERNESTO CARDOSO CAMACHO
La masiva marcha de los indígenas provenientes del Cauca, Nariño y Putumayo que avanza hacia Bogotá, luego de su escala técnica en Cali, constituye una nueva demostración de la capacidad de convocatoria de las fuerzas políticas y movimientos sociales que le han copiado el mensaje al excandidato Petro anunciado desde la noche misma que fuera derrotado en las urnas por el hoy Presidente Duque.
La estrategia de movilización se complementa con marchas y paros estimulados desde otras regiones del país, para finalmente confluir al PARO NACIONAL del próximo miércoles 21, con el claro propósito de exigir la presencia negociadora del presidente en relación con sus demandas y exigencias, las cuales han sido reiterativas desde hace muchos años; y sobre las que el Estado Colombiano ha destinado ingentes recursos del presupuesto público para satisfacerlas.
Pero la estrategia de fondo consiste en exigir la renuncia del presidente Duque en el claro entendido que sus demandas y exigencias son imposibles de aceptar, por su elevado costo fiscal y además porque muchas de ellas se refieren al cambio de modelo económico, político e institucional que implicaría una negociación imposible de acordar.
En este contexto, no es difícil presumir que por el indudable contenido político de las motivaciones de las marchas y protestas, la infiltración de elementos armados que militan en los conocidos grupos de narcotraficantes y de bandas criminales, además de los milicianos de los disidentes de las Farc y del Eln, serán caldo de cultivo para que el riesgo de vandalismo y violencia se acentúe, colocando en jaque a las fuerzas armadas y de policía, organismos de seguridad del Estado que hoy por hoy están maniatados por las conocidas y recientes decisiones judiciales, bajo el falso prurito de proteger derechos fundamentales a la protesta y a los derechos humanos de quienes son permanentes contradictores del modelo democrático.
Por fortuna el Estado Social de Derecho tiene mecanismos constitucionales y legales con los cuales es posible conjurar las amenazas y hechos perturbadores de la tranquilidad ciudadana y el llamado orden público. Se trata de la declaratoria de CONMOCIÓN INTERIOR prevista en el artículo 213 de la Carta.
Además, existe una situación incontrovertible y ésta se relaciona con el alto riesgo de expansión de la pandemia del Covid-19, dado que la movilización masiva de tantas personas sin guardar las medidas de bioseguridad, desplazándose por varias regiones y ciudades y finalmente concentrados en Bogotá; multiplica los riesgos de expandir contagios y colocaría al sistema de salud frente a una inevitable emergencia nacional que de contera daría al traste con la lenta pero perceptible recuperación económica.
La perversidad de la estrategia de sus promotores, organizadores y financiadores es muy evidente. Estimular el desgaste político del gobierno, incrementar la emergencia sanitaria por el Covid y paralizar de nuevo la economía.
Con ello, conseguirían extender los niveles de pobreza y miseria; debilitar aún más la capacidad fiscal del Estado; quebrar al sistema productivo; aumentar aún más el desempleo; y debilitar el sistema democrático para abrirle la puerta a una opción totalitaria ya sea de izquierda o de derecha.
Como se puede advertir estamos frente a una coyuntura muy difícil. Las grandes mayorías silenciosas amantes de la democracia y respetuosas de la Ley y el Orden, estamos en mora de exigirle al Presidente Duque que, como cabeza legítima de la institucionalidad, convoque a LA MINGA POR LA ESTABILIDAD DEL SISTEMA que garantice tranquilidad ciudadana y sana convivencia, elementos fundamentales de la verdadera paz que todos anhelamos.
COLETILLA.- Muy delicadas inquietudes se están conociendo con relación a los últimos días de la gestión del andradismo en la Electrificadora. Ojalá el relevo no sea solamente político sino ético y moral.