MEDIDAS GUBERNAMENTALES
Mientras en otros países del mundo se empiezan a presentar rebrotes de contagios, que han obligado a sus gobiernos a tomar medidas restrictivas muy severas para contrarrestar el avance de la pandemia de la Covid-19, igual panorama sanitario se está presentando en el país. Han aparecido una tercera ola de contagios en algunas regiones. Tal es el caso del departamento del Huila donde se ha registrado un alarmante número de casos confirmados. Esta situación obligó al Gobierno Departamental para decretar el toque de queda y la Ley seca durante el finde semana que inicia hoy viernes. Queda totalmente prohibido la movilización en todo el territorio huilense, solamente en los horarios nocturnos en el horario comprendido entre las 8 p.m. y las 6 a.m.
Dichas medidas han sido muy bien recibidas por las autoridades sanitarias. No podemos seguir patrocinando algunos desbordamientos que superan la capacidad de respuesta de las autoridades gubernamentales. Está en peligro la vida, así no lo quieran aceptar algunos desadaptados sociales, que no respetan los protocolos de bioseguridad ni el distanciamiento físico. Igualmente, los menores de edad se han convertido en un verdadero dolor de cabeza para las autoridades porque no respetan el orden jurídico del Estado, ni mucho menos la autoridad de sus primogenitores.
La pregunta que ha surgido, desde distintos lados es, si ese sacrificio debe seguir siendo a punta de toques de queda o en su defecto por medidas extremas como cuarentenas, si ellas han mostrado realmente su eficacia, soportado con evidencia científica sólida. No se pretende que este sector de la población permanezca siempre aislado. Pero diariamente estamos observando casos de indisciplina social, que obliga a los entes gubernamentales a tomar acciones severas.
De hecho, en vísperas de la celebración del Halloween y los dos puentes festivos seguidos que se avecinan, los 37 municipios huilenses deberán evaluar si se pueden seguir con medidas adicionales que incluyen restricciones de la movilidad, toques de queda específicos, ley seca y sanciones a las aglomeraciones y a las fiestas clandestinas que comprometerán a toda la población en un escenario que busca, esencialmente, atenuar los números pandémicos que amenazan con reactivarse.
Así que no es momento para titubear en vista de los ejemplos de otras latitudes, cuando los protocolos poco a poco se dejan de aplicar bajo premisas de falsa seguridad. No hay nada que inventar, y así parezca que se llueve sobre mojado, se debe insistir por todos los medios y de todas las formas en que el respeto riguroso de estos elementos con un criterio de responsabilidad colectiva, es lo único que diluye la presencia del encierro total por el que hoy todos preguntan.