Los humedales de Neiva (I)
Álvaro Hernando Cardona González
Resurge la importancia en los debates locales y regionales, las problemáticas relacionadas con el dominio (propiedad) y aprovechamiento del agua. Los ciudadanos de del Huila, Putumayo, Caquetá y Tolima, han venido reclamando protección del recurso hídrico y poniendo a recapitular a todos los estamentos sobre ese tema crucial tanto para la vida, la salud y el desarrollo. Por supuesto nuestro Diario del Huila ha recogido todos estos.
Es que el agua es el recurso natural renovable más usado por el ser humano junto con el aire. E incluso, probablemente más que el aire para el uso económico. Pues el aire lo usamos más para introducir material particulado emitido que para la producción industrial. Mientras el agua se usa tanto para los aprovechamientos antrópicos como para introducirle vertimientos.
Por eso poco a poco, en este espacio, iremos haciendo precisiones, pues especialmente en tratándose de unas acciones constitucionales recientemente conocidas ampliamente y que han generado otras, la pasión, intereses particulares políticos o económicos, falta de conocimiento y otros aspectos, no aseguran la eficaz protección ambiental y aumentan los conflictos en vez de aclimatarlos. Y es que el afán en esta Colombia que pareciera busca la violencia irremediable, debe ser evitar los conflictos.
El Convenio Ramsar (1971) define los humedales como “una zona húmeda o humedal como cualquier extensión de marisma, pantano o turbera, o superficie cubierta de aguas, sean estas de régimen natural o artificial, permanentes o temporales, estancadas o corrientes, dulces, salobres o saladas, incluidas las extensiones de aguas marinas cuya profundidad en marea baja no exceda de seis metros". En Neiva tenemos humedales continentales, artificiales y naturales.
Como mencionamos, según Ramsar, hay humedales artificiales, como estanques de cría de peces, estanques de granjas, agrícolas de regadío, depresiones inundadas, embalses, estanques y canales; también con ella, los de la ciudad de Neiva, los artificiales, quedarían inmersos en los llamados “ribereños” (los adyacentes a ríos, quebradas o arroyos) pues aprovechando la topografía inclinada de la cordillera Oriental hacia el río Magdalena, y la existencia de gran número de ríos, quebradas y cursos de escorrentía, muchos propietarios de terrenos rurales adyacentes construyeron reservorios (normalmente obstrucciones de corrientes de agua para almacenarla) o jagüeyes (depósitos que aprovechan depresiones del terreno). Estos, al ampliarse el perímetro urbano dejaron de ser rurales y ahora son urbanos. Y ahí surgen varias clases de conflictos, por lo que lo primero es sincerar esto y sus soluciones. Seguiremos en ocho días.