Las empresas de servicios públicos que necesitamos

Por Harold Salamanca

A finales del mes de noviembre pasado, se desató en la ciudad de Neiva, una polémica que inundó los medios informativos locales y del cual, como era de esperarse, hicieron eco las redes sociales. El hecho detonante fue un comunicado que llegó anexo a la factura del servicio de acueducto y alcantarillado, en el cual, las Empresas Públicas de Neiva, le informaban a más de doce mil usuarios del servicio público, que deberían cambiar el micromedidor de sus hogares, en atención, a que los existentes, ya habían cumplido su vida útil y no registraban una medición del consumo real.  

Hago referencia a este evento, no tanto por el inconformismo y preocupación generalizada que causó entre los Neivanos este suceso, sino porque considero que estamos frente a una valiosa oportunidad para repensar la forma en la que se está llevando a cabo la prestación y consumo de los servicios públicos. En este sentido, debería pensarse en estrategias que integren el factor tecnológico, junto con la formación de los consumidores, estimulando a la vez, un régimen tarifario que beneficie a los usuarios que hagan consumos responsables y eficientes.

En este sentido, en el país ya se encuentran en marcha algunos programas que incorporan a la prestación de servicios públicos (Energía-Agua-Gas), tecnologías innovadoras, que sin duda llevarán a una transformación en la utilización de recursos, haciendo que su suministro sea ambientalmente sostenible en el mediano y largo plazo.  La estrategia desplegada esta basada en la digitalización avanzada de la medición, sistemas que permiten medir, recolectar y analizar el consumo, trazar patrones futuros de demanda, e interactuar con dispositivos que reportan información al usuario, permitiéndole saber cuanto y cuando resulta mejor hacer uso del servicio publico. 

Al final, lo que esperamos los usuarios de la empresas de servicios públicos, es  que lleguen a una amplia cobertura acorde a las necesidades de la comunidad que atienden, logrando con ello el cierre de la brecha social, que  ofrezcan  estabilidad y confiabilidad en el suministro del servicio, a precios justos,  que nos transfieran como  usuario final, sus eficiencias operativas y financieras, que los subsidios a la tarifa, lleguen realmente a los hogares que lo necesitan, y que se modernicen y fortalezcan para que estén siempre a la altura y puedan enfrentar y  resolver los retos que plantea el desarrollo de la sociedad.