sábado, 19 de julio de 2025
Opinión/ Creado el: 2020-10-30 02:23

La PTAR, la contaminación y el cambio climático  

Escrito por: Alfonso Vélez Jaramillo | octubre 30 de 2020

Por Alfonso Vélez Jaramillo  

No hay duda de que la noticia más importante del año para el desarrollo social y ambiental de Neiva y los municipios aguas abajo del Rio Magdalena, es la partida de 124 mil 780 millones de pesos que se utilizarán para la construcción de la Planta de Tratamiento de Aguas Residuales, PTAR, que serán ejecutados desde el año entrante.

Los recursos fueron gestionados por el alcalde de Neiva Gorky Muñoz Calderón, ante el Gobierno Nacional, asegurados durante una reunión que sostuvo con el Viceministro de Aguas, José Luis Acero y Daniel González, subdirector de Planeación Nacional, a la que asistió, además, lagerente de EPN Gloria Vanegas.  

Y no solo es una gran noticia, es el más transcendental paso para el bienestar y la salud de los 450 mil habitantes de la capital del Huila y de quienes habitan las riveras de primer afluente colombiano, a su paso por los municipios y caseríos del Huila, Tolima, Caldas, Cundinamarca, Boyacá y Santander, que por obvias razones utilizan este líquido para su consumo y su trabajo.    

La PTAR de Neiva, tratará un promedio diario de entre 1. 675 litros y un caudal máximo diario de 2.512 litros por segundo, de los cuales el 79 por ciento, según los expertos, retornará limpio al alcantarillado de Neiva y por consiguiente al Magdalena.  

En Neiva, arrojan diariamente al Magdalena muchas toneladas de aguas residuales, altamente contaminadas que deben tratarse para evitar daños y afectación a la salud de la población, a la fauna y a las actividades agropecuarias.

Inclusive, varios años atrás, un estudio al que la clase dirigente y política no le puso mayor atención, aseguraba que al Magdalena le caían en Neiva millones de toneladas de aguas negras, lo que horrorizó a los colombianos.  

En esas condiciones, la Asociación de Usuarios de los Servicios Públicos del Huila, interpuso una acción popular que falló el Tribunal Administrativo y la ratificó el Consejo de Estado, ordenando la construcción de la PTAR.  

Por fortuna se produce esta noticia, por cuanto hay evidencias del monumental perjuicio que los humanos le causamos a la naturaleza y al medio ambiente a nivel global, paradójicamente, visibilizados a raíz de la pandemia del Covid 19, que redujo la actividad humana por las medidas restrictivas para evitar su contagio, en todos los países turísticos e industrializados.  

Inclusive, por los vehículos de motor de combustión y por la aviación, que tuvo que cancelar miles de vuelos comerciales en el mundo entero, que generalmente causan las emisiones de dióxido de carbono, CO2, el aire que exhalamos y que está matando lentamente al planeta, este es el principal gas comprometido con el calentamiento global.  

Ahora, las autoridades ambientales mundiales, casi siempre se ocupan del cambio climático a nivel universal, pero muy pocas veces de los riesgos para los sistemas naturales de los que depende la vida en los diferentes países, como Colombia, en donde estamos acabando con el rio Magdalena y solo ahora vamos despertando, aunque no sabemos qué hacer.   

Sin contar que las aguas contaminadas y toda la basura que lanzamos al rio llegará a los océanos tarde o temprano y aumentará el daño que el hombre les viene haciendo, sobre todo porque solo el 7 por ciento de estas masas de agua están protegidas.  

Estudios del biólogo Enric Sala, de la National Geographic, muestra que de aquí al año 2030, se debe proteger el doble de la tierra y cuatro veces la superficie marina para preservar ecosistemas esenciales y evitar mayores efectos catastróficos al cambio climático.    

Ojalá, este proyecto de la PTAR de Neiva, grande en Colombia y significativo por su importancia en el mundo, cuente con el apoyo ciudadano y político para que no sufra contratiempos en el desarrollo de las obras, y sea un ejemplo que se copie en todas partes.