La democracia en crisis
Por Ernesto Cardoso Camacho
Se le atribuye a Aristóteles la apreciación de que las formas o sistemas de gobierno se pueden resumir en tres categorías. La monarquía que siendo el gobierno de una persona es la más virtuosa y noble de la polis; la aristocracia como el gobierno de unos pocos-los más virtuosos-; la república como una mezcla entre la oligarquía-gobierno de los ricos- y una democracia; siendo ésta última el gobierno de los pobres.
También se recuerda una frase célebre atribuida a WISTON CHURCHIL, de las muchas famosas conocidas, según la cual, se refería a la democracia indicando “ oh democracia bendita seas aunque así nos mates”, pronunciada al parecer en pleno fragor de la segunda guerra para censurar los regímenes dictatoriales de Hitler y Mussolini.
Bastan estas dos referencias históricas para comprender y aceptar que, en la evolución de las ideas políticas, no ha existido ningún sistema de gobierno más representativo y ponderado que el de la democracia, donde el voto directo de los ciudadanos define por mayoría simple el derecho a gobernar.
En este contexto es que debe explicarse la crisis que viene atravesando el sistema en los últimos años, pues al parecer la dinámica del desarrollo económico, tecnológico, científico y cultural, aunado a la indispensable necesidad de protección de los recursos naturales; no ha podido ser convenientemente asimilada por los países ricos ni bien interpretada por sus gobernantes, generándose una enorme brecha entre aquéllos y los más pobres; cuyas consecuencias se observan hoy en los permanentes conflictos sociales, las protestas con alta dosis de violencia, la corrupción en la política y la polarización ideológica entre el movimiento globalista liderado por los grandes capitales financieros y de desarrollo tecnológico, frente a los movimientos nacionalistas que propugnan por mantener la vigencia de valores culturales y principios éticos y morales sustentados en la fe cristiana.
La democracia que se sustenta en partidos políticos, grupos de presión, medios de comunicación masivos y actualmente en las plataformas virtuales de las redes sociales; constituye un sistema que enfrenta cada vez más desafíos para garantizar de manera efectiva la libertad del ser humano y la equidad social; la atención y respeto a las oleadas de migrantes buscando mejores oportunidades; un mayor equilibrio y solidaridad en las relaciones internacionales; y acuerdos globales que permitan enfrentar con éxito el llamado cambio climático sin dogmatismos conceptuales.
Lo que ocurre ahora en los Estados Unidos de América con motivo del proceso democrático donde se enfrentan los dos partidos históricos de esa gran potencia ha despertado un enorme interés en todo el mundo; pues la incertidumbre y confusión acerca de los resultados electorales que permitan establecer quien será el nuevo presidente, si TRUMP reelegido o BIDEN accediendo al poder; es una clara evidencia acerca de la crisis del sistema democrático; el cual, no obstante presentar la característica especial de ser voto universal pero indirecto y regido por un sistema federal en donde cada Estado de la Unión tiene cierto grado de autonomía en el sistema electoral, demuestra que la democracia afronta severa crisis de credibilidad ante la polarización ideológica y la codicia por el poder.
El triste espectáculo que hoy observamos atónitos donde los grandes medios de comunicación televisivos y de prensa escrita, así como de las plataformas de las redes sociales; proclaman ganador a Biden con base a proyecciones estadísticas con las cuales le asignan cerca de 290 votos del Colegio Electoral, mientras que por otro lado portales independientes aseguran que ninguno ha alcanzado la cifra mágica de los 270 votos porque aún no han finalizado los recuentos en varios Estados claves que asignan cerca de 50 votos, y porque además afirman que existen serias evidencias de fraude que se están investigando, generan confusión e incertidumbre acerca de la verdad de quien ha sido o será el ganador.
En todo caso, la prudencia indica que habrá que seguir esperando la evolución de los acontecimientos dado que el sistema electoral es muy complejo y la última palabra la podrían tener los organismos de justicia en donde se recuerda la elección entre Busch y Al Gore, definida por la Suprema Corte.