“Siempre he luchado por conquistar mi independencia”
Durante casi toda su vida Enilce Northcote Rojas –nacida en Tello- ha tenido una obsesión: estudiar. Las condiciones difíciles en las que creció no impidieron que apostara por un sueño que hoy le ha permitido consolidar un proyecto de vida en Inglaterra, donde reside hace 28 años.

La historia de superación de Enilce Northcote-Rojas es un ejemplo irrefutable de que somos los arquitectos de nuestro destino. Desde muy joven, esta educadora nacida en Tello, se empeñó en huir y rehuir de lo que parecía ser su único futuro: casarse. Y no es que no estuviera dentro de sus planes, lo que pasa es que antes también quería hacer otras cosas. La más importante de ellas: estudiar.
“Siempre he buscado ser independiente y desde muy joven comprendí que una de las formas idóneas de serlo era estudiando, formándome. Sólo así iba a tener mejores opciones de construir un destino diferente para mí”. De ahí que su empeño se convirtiera casi en una obsesión.
Alcanzar ese objetivo ha sido como una carrera de obstáculos. Por eso no sorprende la impresionante claridad con la que esta opita de 52 años comparte de memoria el cronograma de sus estudios. Desde los primarios, realizados en diferentes centros educativos del Huila, hasta los universitarios, concluidos con honores en The Open Universityen Milton Keynes (Inglaterra), donde reside hace 28 años.
Enilce recuerda que a comienzos de la década de los setenta, cuando ella vivió su infancia, la situación para la mayoría de las mujeres era muy difícil, especialmente si su procedencia era humilde o rural. “Eran sociedades sumamente conservadoras donde los padres o hermanos mayores –hombres- decidían por ti. Si terminabas la primaria podías darte por bien servida”, afirma.
Rebuscándose la vida
Las estrecheces económicas siempre rondaron su casa. Aunque su madre trabajaba incansablemente, el dinero apenas alcanzaba para darles lo básico a ella y a su hermano. “Hubo algunos momentos en que tuve que atravesar la ciudad a pie desde mi casa hasta la escuela porque mi mamá no tenía dinero para darme lo del bus”, recuerda.
Sin lugar a dudas estas situaciones ayudaron a forjar en Enilce un carácter donde el espíritu de superación no tiene límites. Seguramente por eso cuando recuerda ese tiempo, lo hace de manera sosegada, sin atisbo de remordimiento por haberle llevado la contraria a todos aquellos que intentaron hacerle creer que las oportunidades no fueron creadas para personas como ella.
Es evidente que quienes sí creyeron en su meta y le ayudaron a alcanzarla ocupan un lugar preponderante en su vida, pues no sólo los menciona con nombres y apellidos sino que a manera de inventario de agradecimientos recuerda con exactitud qué hizo cada uno de ellos por ella. Tíos, primos y buenos amigos se convirtieron en una especie de patrocinadores de su formación académica.
Aunque cursar los estudios de primaria no fue fácil, las verdaderas dificultades llegaron cuando se empeñó en hacer el bachillerato. Para poderse costear su formación tuvo que ponerse a trabajar. Ella lo hizo en casas de familia; fue vendedora, secretaria, camarera e, incluso, lavadora de carros. Tan pronto como lo recuerda esboza una gran sonrisa. “Era el primer lavadero de carros automático que había en Neiva. Estaba ubicado en la carrera Quinta con Avenida La Toma. Empecé lavando carros y terminé haciendo labores administrativas, fue una buena experiencia”, asegura.
La otra gran experiencia fue haber estudiado durante un año en el Centro Nacional de Hotelería, Turismo y Alimentos del Sena, en Bogotá, donde realizó un curso en servicio de mesa y bar. “Mientras estudiaba pensaba, si además de esto aprendo un idioma, francés o inglés, podría tener opciones de viajar por el mundo, divertirme, conocer…”. Sin embargo, los problemas de salud de su madre le obligaron a dejar de estudiar y regresar a Neiva. Retomó sus estudios de bachillerato en el Colegio Reynaldo Matiz, jornada nocturna.
En “la ciudad bosque”
Entre estudios, cursos e interrupciones a Enilce le llegó el momento del amor, el cual encontró en el galés Ian Northcote, a quien conoció en Neiva en 1982 mientras él se encontraba haciendo turismo por Colombia. El noviazgo duró tres años, el matrimonio suma 28. Esta relación es la que llevó a esta tellense a tierras inglesas.
“Ian me propuso matrimonio por carta y por carta le dije que sí. Por carta también acordamos el momento en el que nos reuniríamos en su país. Mi mamá no entendía cómo yo podía estar tan segura de que todo eso era verdad, si apenas nos escribíamos cartas. Lo cierto es que viéndolo ahora en perspectiva, la entiendo. Comprendo sus prevenciones e inseguridades respecto a la veracidad de todo lo que acontecía”.
Enilce viajó a Milton Keynes en la primavera de 1985. Lo hizo sin tener idea de inglés y sin casi saber ubicar con exactitud esta ciudad en el mapa. “El cambio fue radical”, dice. La primera vez que fuimos a la ciudad le pregunté a Ian ¿dónde están las personas? Pues yo no veía a nadie. Los barrios están muy separados unos de otros, se ve poca gente y el paisaje cotidiano es muy verde”. De hecho la llaman “la ciudad bosque”.
Casi tan pronto como se fue bajando del avión, la inquieta opita empezó a estudiar de nuevo. Necesitaba saber inglés lo antes posible. Simultáneamente se matriculó en un curso de mecanografía que le ayudó mucho en la comprensión del idioma y a integrarse.En 1989 ingresó a la Facultad de Educación y Lenguaje del The Open University -versión inglesa de la Universidad Nacional Abierta y a Distancia- considerado uno de los centros académicos más importantes del Reino Unido.
Fue asistente de oficina, secretaria y administradora profesional. Durante los 22 años que permaneció vinculada a esa organización, 14 fueron como secretaria bilingüe (español e inglés). Desde el comienzo del programa de español en 1996 participó en el desarrollo, presentación y mantenimiento de los cursos de español a todos los niveles hasta 2010.
En 1990, superada la barrera del inglés, en esa misma universidad inició sus estudios universitarios en Ciencias Sociales, Geografía y Política, cuya graduación con honores se llevó a cabo en el teatro de la ciudad. “Sentí una gran emoción aquella noche porque las dificultades han rodeado siempre mi interés en formarme”, afirma emocionada. Estudió mientras trabajaba tiempo completo y criaba a sus dos hijos Ian Guillermo y Emlyn David, “pues el trabajo de mi esposo me obligaba a permanecer mucho tiempo fuera de casa y del país”, afirma, mientras añade que ha recibido el apoyo incondicional de su marido en cada nueva meta que se ha propuesto.
Ahora con su titulación, Enilce ha empezado la labor docente enseñando español en Milton Keynes Continuing Adult Education-Educación Continua para Adultos- entidad gubernamental. “Siempre quise enseñar y esta ciudad me da la oportunidad de hacerlo”, piensa esta sonriente mujer de voz suave cuyo mayor talento está en haber logrado todo lo que se ha propuesto.
Para ayudarse a pagar sus estudios de bachillerato, Enilce trabajó en casas de familia; fue vendedora, secretaria, camarera e, incluso, lavadora de carros. Hoy lo recuerda como una experiencia muy enriquecedora.
Ahora con su titulación, Enilce ha empezado la labor docente enseñando español en Milton Keynes Continuing Adult Education-Educación Continua para Adultos- entidad gubernamental.
Por: Diana Manrique Horta y