lunes, 21 de julio de 2025
Huilenses en el Mundo/ Creado el: 2014-01-11 12:37

“Ser militar es mi vocación”

Óscar Fernando España Algecira, capitán del Ejército Nacional, nació en Guadalupe. Desde 2011 es uno de los 360 militares asignados al Batallón Colombia No. 3 en la Península del Sinaí (Egipto).

Escrito por: Redacción Diario del Huila | enero 11 de 2014

A su cargo se encuentra una de las dos compañías conformada por 120 hombres cuya misión es velar por el cumplimiento del Tratado de Paz entre Egipto e Israel, firmado en Camp David (EE. UU.) hace ya tres décadas, tras años de hostilidades y cinco guerras.

Servicio a la comunidad, compañerismo y una vida polifacética son apenas tres de las experiencias positivas que le ha ofrecido la vida castrense a Óscar Fernando España Algecira. Este capitán del Ejército Nacional es uno de los pocos opitas que ha tenido la oportunidad de formar parte del selecto contingente de militares asignados al Batallón Colombia No. 3 que opera en la Península del Sinaí desde hace 30 años.

Este guadalupano de 36 años es desde 2011 el comandante de una de las dos compañías de 120 hombres que conforman esta unidad de infantería, cuyas acciones se centran en observar y reportar las actividades que puedan amenazar el acuerdo de paz firmado entre Egipto e Israel en Camp David (EE. UU.), en 1979 y, tras el cual, se conformó la Fuerza Multinacional de Paz y Observadores (MFO).

El Batallón Colombia No. 3 mantiene la seguridad terrestre de Campo Norte y ocho puntos remotos de observación (Opis) que suman alrededor de 4.400 kilómetros de frontera entre ambos países, conocida como la Zona C. “Hacemos periodos de mes y medio en esa zona, que son bases militares que quedan en la parte más limítrofe. Se trata de puntos estratégicos que nosotros patrullamos todos los días siguiendo rutas diferentes. Toda novedad que se presente debe ser comunicada inmediatamente para que a través de la MFO se tomen las medidas diplomáticas respectivas”, explica.

Para el capitán España, la presencia en el Sinaí es muy importante para la paz mundial. “Si no existiera la MFO en Oriente Medio, un nuevo conflicto se hubiera producido hace tiempo, pues existe una amenaza latente”, comenta. Por eso, el hecho de que en 2013 el Batallón Colombia No. 3 cumpla tres décadas de presencia permanente en la zona, alcanzando el relevo No. 100, se ha convertido en una noticia positiva no sólo para las Fuerzas Armadas sino para el país en general, pues le ha hecho protagonista de la historia de una parte importante del mundo.

Carrera premiada

Óscar Fernando es uno de los 12.000 militares que ha tenido la oportunidad de formar parte del selecto grupo de colombianos que durante tres décadas han sido asignados a este destacamento. Sabe que quienes conforman esta unidad, han sido escogidos por su excelente trabajo operacional, capacidad militar y apoyo a la comunidad.

“Soy el líder de un grupo de soldados provenientes de diferentes regiones del país, que han pasado un proceso de selección y que son escogidos por una junta liderada por el Comandante del Ejército Nacional teniendo en cuenta sus valerosas  misiones en orden público en Colombia. Son jóvenes con un alto nivel de entrenamiento y un elevado sentido de responsabilidad. Por eso decimos que sólo los mejores llegan al Sinaí”, asegura el capitán España, graduado en la Escuela Militar de Cadetes “General José María Córdova”.

Su hoja de servicios es un buen ejemplo de ello. No sólo ha pasado por casi todo los niveles de mando, sino que además ha formado parte de importantes unidades encargadas de combatir el narcotráfico y el secuestro.

El primer destino como militar fue el Batallón de Infantería No. 11 “Cacique Nutibara”. De ahí pasó al Batallón Contra el Narcotráfico No. 2 “Cacique Coyaimas”, donde durante dos años participó en operaciones de dispersión y quema de laboratorios en Caquetá, Putumayo y Arauca. También ha tenido la oportunidad de trabajar como profesor en la Escuela Militar de Cadetes.

Antes de viajar al Sinaí fue integrante del Gaula (Grupos de acción unificada por la libertad personal) en el sur del país. El trabajo realizado junto a la Fiscalía, el DAS y el CTI permitió no sólo prevenir secuestros, sino también liberar a un importante número de colombianos en poder de grupos armados ilegales, una experiencia que califica de extraordinaria: “Ver el rostro de felicidad de un compatriota que vuelve a la libertad te produce una emoción indescriptible”.

Fue su impecable labor en esta unidad lo que lo convirtió en uno de los cinco capitanes llamados a formar parte del Batallón Colombia No. 3 en 2011. “El día que me lo comunicaron me sentí muy orgulloso, pero sobretodo muy satisfecho ya que ésta ha sido para mí una forma en que el Ejército Nacional reconoce el trabajo que muchos hombres y mujeres realizamos de manera responsable y comprometida, no sólo con la institución, sino con todo un país”.

Militar y politólogo

La historia de ese compromiso entre Óscar Fernando y el Ejército empezó cuando todavía era un niño que cursaba la primaria en la Escuela Urbana Mixta en Guadalupe (Huila). Creció viendo una profunda empatía y respeto entre los habitantes del municipio  con los militares, lo que hizo que casi desde el primer momento pensara que un día él también sería uno de ellos.

“Los soldados solían descansar en un sitio conocido como ‘la capilla’, ubicada en la parte alta del pueblo y siempre que podía iba a saludarles, hablaba con ellos. Otras veces jugábamos al fútbol o ellos organizaban alguna actividad con los niños y los jóvenes del pueblo”.

Esa interacción constante hizo que nadie pusiera en duda la seguridad con la que pocos años más tarde Óscar Fernando manifestó que quería hacerse oficial del Ejército. Doña Luz Marina Algecira, su madre, se convirtió en la principal patrocinadora de esa meta. “Mi mamá ha sido una mujer emprendedora, trabajadora, que ha sacrificado mucho para darnos lo mejor a sus tres hijos”.

Inició los estudios de bachillerato en la Institución Educativa María Auxiliadora, pero al terminar el grado noveno se inscribió en el Colegio Militar General Santander, en Bogotá, donde se graduó. Aunque estaba eximido de cumplir con el servicio militar obligatorio, el capitán España decidió presentarse voluntariamente. “Dio la casualidad de que en ese momento seleccionaron a quienes iban a llevar a la Escuela Militar de Cadetes ‘General José María Córdova’”, cuenta. A los seis meses de estar viviendo esa experiencia le dieron la oportunidad de continuar como cadete.

En la actualidad, como formación complementaria a la militar, España Algecira adelanta estudios en Relaciones Internacionales y Estudio Políticos en la Universidad Militar Nueva Granada. Esta carrera le ha permitido comprender la geopolítica mundial e incluso apreciar desde una perspectiva más amplia el conflicto colombiano, especialmente ahora que se encuentra designado en el Sinaí.

La vida en Egipto

Vivir en el Sinaí no es fácil. A diferencia de la geografía colombiana, esa zona del mundo está conformada por un territorio agreste, donde la arena y el desierto conforman  el paisaje cotidiano. Sin embargo, “Egipto es un país impactante, -dice el capitán España-. No sólo te sorprende la inmensidad del desierto, en el que por momentos tienes la sensación de encontrarte en un mar de arena. También te asombras cuando sabes que estas en un lugar con una historia milenaria”.

Según cuenta Óscar Fernando, allí se respira un ambiente de tranquilidad que no conocía. Aunque los musulmanes son mayoría y han impuesto muchas restricciones, especialmente a las mujeres, resulta paradójico ser testigo de la intensidad con la que viven su espiritualidad. “Aquí la persona más rica espiritualmente es la más admirada, mientras que en nuestros países, la persona más admirada es la que posee más bienes materiales. Eso te hace reflexionar sobre las prioridades en nuestras vidas”.

La prohibición en el consumo de alcohol y la inexistencia de lugares de ocio tipo discotecas o bares como existen en Colombia, ha hecho que España descubra otras formas de entretenimiento a través del deporte y la interacción con la naturaleza. “Bucear se ha convertido en mi pasatiempo preferido cuando me quiero desconectar, me he formado en submarinismo, e incluso, ya lo he hecho en mar abierto. Esta es una experiencia más que me llevaré de Egipto”, afirma.

Otra vivencia que le quedará grabada para siempre es la de haber recorrido El Cairo, Luxor y Tierra Santa en compañía de su madre. “Ese era su sueño. Siempre le decía que si un día la vida me diera la oportunidad, yo se lo regalaría”, cuenta emocionado. Por eso, cuando doña Luz Marina se encontró frente al Santo Sepulcro, donde se cree que fue sepultado Jesús, sólo podía llorar y dar gracias a Dios.

Pero la experiencia en el Sinaí está próxima a terminar. El capitán España regresará a Colombia para incorporarse a la Escuela de Armas y Servicios en calidad de docente de oficiales en proceso de ascenso. Luego volverá a ser alumno, esta vez, con miras a alcanzar el grado de mayor. Si todo sale bien, el 1 de diciembre, Óscar Fernando subirá un nuevo escaño que lo acercará a su sueño, el de llegar a ser un General de la República.

 “Si no existiera la Fuerza Multinacional de Paz y Observadores en Oriente Medio, un nuevo conflicto se hubiera producido hace tiempo, pues existe una amenaza latente”.

 “Cuando me dijeron que venía al Sinaí me sentí muy orgulloso, pero sobretodo muy satisfecho ya que ésta es una forma en que el Ejército Nacional reconoce el trabajo que muchos hombres y mujeres realizamos de manera responsable y comprometida, no sólo con la institución, sino con todo un país”.

 

Por: Diana Manrique Horta y