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Opinión/ Creado el: 2020-11-13 02:54

Futuro de la competitividad agropecuaria del Huila

Escrito por: Redacción Diario del Huila | noviembre 13 de 2020

Gerardo Aldana García

La Agenda Integrada de Competitividad, Ciencia, Tecnología e Innovación del Departamento del Huila -  CCTI,  en concordancia con los lineamientos del Gobierno Nacional y el Ministerio de Comercio, Industria y Turismo, estableció una serie de importantes variables para la competitividad de los sectores del territorio, identificando las fallas que limitan el desarrollo de los sectores productivos, pasando por la caracterización de las brechas que inhiben el crecimiento y desarrollo, hasta llegar a propuestas que de forma articulada las instituciones y el sector privado pueden desarrollar en procura de lograr el mayor bienestar para los huilenses.  El sector agropecuario en el ámbito de la agroindustria, aparece como uno de los escenarios de mayor protagonismo en el que el Huila puede competir con resultados positivos, siempre que se superen las limitantes que lo afectan.

Este instrumento de prospectiva, vislumbró como visión para el Huila, que  “en el año 2032 el territorio tendrá talento humano altamente calificado, con un elevado nivel de ingresos, integrado a los mercados nacional e internacional, apoyado en el fortalecimiento regional, empresarial e institucional, la Infraestructura, la innovación, ciencia y tecnología, formado en una cultura de productividad con respeto por el medio ambiente, que permita el desarrollo sostenible, diversificado y con alto valor agregado de las potencialidades del Departamento”.  

En muy importante destacar que luego de una articulación regional público – privada, comunidad y gremios,  después del año 2000, se trabajó en la concertación de una prospectiva de desarrollo del territorio, lo cual permitiría que entre  2004 y 2005, el Departamento definiera su Agenda Regional de Competitividad, con una bella, poética y esperanzadora visión, que a la letra reza: “En el 2020 el Huila será el corazón verde de Colombia, pacífico, solidario y emprendedor, líder de una región dinámica donde florecen los sueños de todos”. Ciertamente, algunas mediciones podrían mostrar algún avance que permita decir que en algo de dicha visión se ha avanzado, por ejemplo, sabemos que hoy el Departamento se nombra como uno de los más destacados en áreas protegidas con un Sistema Departamental de 628.000 hectáreas que representan el 34% del territorio departamental, mientras que, en 2019, el IDEAM ubicó al Huila como uno de los departamentos de menor índice de deforestación, con solo el 0,2%.

No obstante, si somos realistas, debemos reconocer que estamos muy distantes de ser el corazón verde de Colombia, y por supuesto, vemos aún muy lejos el sitial de ser la región emprendedora en donde estén floreciendo los sueños de todos. Esta aseveración es fácilmente verificable en los índices de competividad, como el suministrado por el Consejo Privado de Competitividad 2019, solventado por la Universidad del Rosario, que ubicó al Huila en el puesto 16, aunque mostrando un ascenso desde el puesto 17 en 2018. Estar en la mitad de la tabla de los departamentos de un país que aún no logra la senda de desarrollo humano y una competitividad económica impactante en el concierto internacional, no es una señal de que estemos haciendo las cosas correctas en el territorio huilense.

Los huilenses nos reconocemos como gente de vocación agropecuaria, un pueblo que por generaciones vivimos de nuestra relación con la tierra, sin embargo; ir tras de esta nueva visión, implica para el sector afrontar y superar los principales obstáculos que afectan el fortalecimiento de la competitividad territorial, iniciando por la construcción de soluciones desde abajo hacia arriba, y no al contrario como suele ocurrir, con una planificación meramente de escritorio. Del mismo modo, acometer la dificultad de la infraestructura vial, que, dado su estado, encarece los costos de transporte y eleva los tiempos de movilización tanto de carga como de pasajeros, un hecho que se puede verificar en el deficiente estado de vías secundarias y terciarias en los municipios, desde y por las cuales debe penosamente circular el producto del sudor del campesino.  Evidentemente, la preeminencia estas variables coadyuvan a la radicalización de brechas que separan cada día más al sector agropecuario de la competitividad nacional e internacional, no obstante, los ejemplos exitosos que existen en el territorio en renglones como café, piscicultura y panela.

En otro ámbito, tal competitividad será posible en la medida en que los productores giren sus actividades hacia la formalidad empresarial desde estrategias de cooperativismo, capaces de catapultar a la enorme cantidad de asociaciones, muchas de las cuales pueden ser de papel y suelen nacer en razón de estratagemas politiqueras, como decimos los paisanos: para llenar la totumita.  En el mismo sentido y de manera clara se debe decir que el futuro agropecuario se construye desde ya, siempre que flagelos como la corrupción y la excesiva burocracia sean conjurados de manera contundente. Igualmente, aliviana el contrapeso de este propósito de competitividad, superar la falta de financiación estatal y privada para proyectos productivos a nuestros pequeños y medianos agricultores, en condiciones realmente favorables a sus microeconomías.

Pero tal futuro competitivo es igualmente influenciado por la necesidad de lograr una mayor inversión en formación e investigación aplicada para la generación de valor agregado en productos y servicios asociados a la agroindustria.

Teniendo en cuenta que dentro de las 6 apuestas productivas que la Agenda Integrada CCTI priorizó, está justamente la Agroindustria de base tecnológica (café, cacao, pasifloras, panela, cereales, leguminosas y oleaginosas y en transición cárnicos y lácteos), resulta de gran motivación reconocer algunos segmentos en donde tal prospectiva visualiza un crecimiento del sector, a saber: Elaboración de productos lácteos, Elaboración de otros productos alimenticios, Preparado y teñido de pieles, Fabricación de artículos de piel, Fabricación de calzado, Actividades de servicios relacionadas con la pesca, Transformación y conservación de pescado y de derivados del pescado. Producción especializada de frutas, nueces, plantas bebestibles y especias, Trilla de café y Descafeinado, Tostión y molienda del café, Elaboración de otros derivados del café, Elaboración de cacao, chocolate y productos de confitería, Fabricación de panela y Extracción de minerales para la fabricación de abonos y productos químicos, entre otros.

Los planes de desarrollo de los municipios y del mismo ente seccional, han tratado de plasmar en sus contenidos, programas y proyectos que le apuntan a la visión de largo plazo de la Agenda Integrada de Competitividad, Ciencia, Tecnología e Innovación del Departamento del Huila -  CCTI que desde 2019 ha trazado un sendero hacia el mejoramiento general de las condiciones de vida de la comunidad huilense.

Hay mucho por hacer y otro tanto por dejar de hacer: el desarrollo sostenible y la corrupción son como Caín y Abel, mutuamente excluyentes si de lograr el bienestar general se trata. El índice de competitividad del Huila podrá seguir en estado: estancado, sin no superamos esta terrible enfermedad de la sociedad.