El referendo. La hora de la verdad
Por Julio Bahamon
Quien dijo que Uribe se iba a quedar quieto. Quienes apostaron a que lo podían someter, o intimidar, con la amenaza de encarcelarlo, o con la avalancha de infamias que han provocado en su contra en todos estos años de sistemática persecución se llevaran una gran sorpresa, pues tendremos Uribe por muchos años más. Aquí cabe decirles a sus enemigos que llegaron inclusive a pregonar su muerte física, (recuerden la pancarta que vimos en los periódicos el día en que se llevó la última marcha), lo que dijeron, José Zorrilla y Lope de Vega “Los muertos que vois matáis, gozan de cabal salud”, Cepeda y sus cómplices han despertado a un león herido. El expresidente ha salido, con la autoridad que lo caracteriza, a invitar al pueblo colombiano a apoyar un referendo, necesario para el país, que convoque a toda la sociedad a darle un timonazo fuerte y decisivo a la nación. Si uno revisa los resultados de las encuestas encuentra que la ciudadanía, desde hace años, vine identificando los tumores sociales y el cáncer expansivo que amenazan la institucionalidad de la república. Permanentemente reclamamos, en todas esas investigaciones o pesquisas, que se adelante un cambio profundo del ordenamiento legal, que se reforme y se reduzca el congreso de la república, que se lleve a cabo la reforma a la justicia y al sistema electoral, que se disminuya el tamaño del estado, que los organismos de control sean de verdad entidades calificadas para controlar y erradicar la increíble corrupción que ha hecho metástasis al interior del sistema, o de lo que llamaba el Dr Álvaro Gómez, el régimen. A pesar del reconocimiento que hacen los partidos políticos de la gravísima situación que sacude los cimientos de nuestra patria sus voceros en el congreso de Colombia no hacen nada que signifique mejoría, o atienda el clamor nacional. Cada día es mayor la corrupción estatal y privada. Los organismos de control se enteran de los actos de corrupción que cometen altos dignatarios del estado, y en las regiones, en donde pulula abiertamente el robo descarado y el enriquecimiento ilícito de muchos gobernadores y alcaldes, y nada hacen. Mejor, si, se hacen, pero los de la vista gorda. Alcaldes y alcaldesas que roban y siguen robando en unión de sus congéneres y familiares, conformando clanes dedicados a esquilmar los tesoros públicos sin escrúpulo alguno. Pero lo más grave es que las investigaciones son de mentiras y los que cometen esos delitos terminan pagando sus crímenes con medidas domiciliarias. Que tal por ejemplo lo que han acordado, hablo específicamente de la Ani, agencia nacional de infraestructura, contratante de las grandes empresas dueñas de los principales consorcios de vías 4G representadas por la Cámara Colombiana de Infraestructura que anunció, que tienen que reconocerles los tiempos de pandemia a esas enormes compañías como si la culpa fuera del país, y fueron capaces de publicar sumas que podrían llegar a cifras escandalosas de más de $ 17,0 Billones de pesos, y nada sucede. No sabemos si ya intervino el Consejo de Estado. En ese orden de ideas, entonces los comerciantes, los industriales, los recicladores y todos en general, afectados por el mismo fenómeno de salud, estarían cobijados por ese derecho. Esa clase de artimañas irritan al pueblo que sabe, al fin de cuentas, que todo lo que se roban los de arriba, lo deben pagar con impuestos, los de abajo. Por esas razones, y por muchas otras, relacionadas con la impunidad judicial aprobada dentro del acuerdo de paz del gobierno anterior es que debemos apoyar, sin dudar un instante el referendo - plebiscitario, que viene impulsando el Dr Álvaro Uribe Vélez. Con toda la tragedia social que conocemos, y que la mayoría de políticos soslayan, muchos podrían llegar a creer que el problema de Colombia no es Petro. El, realmente es un problema menor que sabe aprovechar el problema mayor de este país, que es la corrupción y la indiferencia de casi todos.