viernes, 18 de julio de 2025
Opinión/ Creado el: 2020-11-21 02:33

El precio del éxito

Escrito por: Redacción Diario del Huila | noviembre 21 de 2020

Fernando Bermúdez Ardila

Escritor e historiador

Nominado premio Nobel de Paz 2010

“Puedes tener muchos amigos o puedes tener mucho dinero, no puedes tener los dos” Heineken.

En la nebulosa y oscura vida de la edad media, húmeda y desesperanzadora para muchos, mientras para otros llena de privilegios y ostentaciones, se tenía que vivir como se había nacido preparándose para morir de la misma forma, no existía posibilidad alguna de cambio en el destino del individuo.

En la aristocracia, el primogénito heredaba el título y las tierras; El segundón y subsiguientes podían dedicarse a las armas o a la vida clerical, lo que no quiere decir que el primogénito no se preparara para la guerra, ahora, si se nacía siendo campesino solamente podía ser siervo o colono. Con la revolución industrial a finales del siglo XVIII y comienzos del XIX nació una nueva clase social qué relegó a la aristocracia, comerciantes, artesanos e industriales se abrieron paso con astucia, esfuerzo, sacrificio y dedicación para hacer fortuna y enriquecerse. La burguesía, nombre que se le daba a las personas que vivían en las ciudades y se dedicaban a estas tareas obtuvieron el nombre por la más famosa de las ciudades que los albergaba Burgos (España). Pero antes de la revolución industrial con el descubrimiento del nuevo mundo a comienzos del siglo XVI, ya muchos europeos se iniciaban en el comercio abandonando el campo buscando una mejor forma de vida y a fe que lo lograron. Era una forma de vida agitada a la que dedicaban por completo, viviendo entre barcos atestado de ratas, yendo y viniendo, trayendo de Europa lo que se necesitaba en América y llevando de América a Europa los nuevos productos que eran deseados y apetecidos en el viejo continente. Tenían que sortear todo tipo de peligros durante el viaje en barco, pues la navegabilidad no era segura, la piratería abundaba y cuando llegaban a los puertos de América se adentraban a las selvas dónde distribuían lo que traían y se provisionaban de lo que iban a llevar, climas malsanos, ladrones, plagas, caminos inexpugnables, en síntesis, jugarse la vida misma, esos entre otros muchos era el costo que debían pagar para salir adelante y tener éxito.

Pero nunca ha dicho nadie que el éxito no tenga un precio, siempre debes pagar por él. El camino al éxito está sembrado de espinas por el qué se debe caminar descalzo y solamente quienes lo han recorrido con los pies sangrantes pueden dar fe y testimonio de lo que les ha costado, así ha sido, así es y así será.

Para triunfar y tener éxito debes estar dispuesto hacer sacrificios, trabajar 16 o 20 horas diarias, sacrificar los sábados y domingos, tener una meta clara, nunca perder el objetivo, olvidarse de odios, envidias y rencores, solamente debes ver hacia adelante, buscar tu meta y llegar a ella con entusiasmo, aunque te sangren los pies, aunque sientas que ya no puedes, aunque estés enfermo.

La mediocridad, el resentimiento, la envidia, la pereza mental y física, las personas conflictivas y pesimistas, jamás, jamás lograrán tener éxito. Quizás por eso son escasas las personas triunfadoras.