Defendamos el medio ambiente
Por Juan Carlos Ramón Rueda
En 2016 actuando como concejal de la ciudad quise impulsar una iniciativa que denominé Defendamos el Río Magdalena. El concepto es simple, pero requiere compromiso social y articulación institucional. Todo lo que hacemos en este territorio que está demarcado por la parte más alta de las cordilleras oriental y central se refleja en la calidad de sus aguas. El Río termina siendo el reflejo de toda actividad humana. Para salvar el Río se deben realizar buenas prácticas de producción en las montañas y los valles de nuestra geografía, desarrollar planes de recuperación de bosques y quebradas, cuidar las fuentes hídricas, reciclar la basura, tratar las aguas residuales antes de arrojarlas a los arroyos y quebradas, en fin, todo un proceso de transformación alineado con lo que requiere el mundo. De paso nos posicionamos como ese Paraíso por Descubrir que promocionamos en la publicidad que busca posicionar al Huila como un destino turístico.
Desde mi posición con concejal de la ciudad no encontré eco en los gobernantes de turno; sin embargo, utilizando el portafolio de servicios de entidades como la ESAP logré que se capacitaran un centenar de concejales del Huila en un curso certificado en Planeación y Prospectiva Territorial (de Neiva solo la Profe Leyla me acompañó). La Cam también ayudó un poco, así como un par de alcaldes. El alcalde Lara me copio un rato y desarrolló un encuentro que denominó Encuentro Nacional de Municipios y Ríos que no tuvo en la práctica ninguna relación con la motivación del proyecto. Por su parte en el marco de la Mesa Temática para el Territorio implementada por el gobernador Carlos Julio González, hablé en una sesión y expuse a los miembros la necesidad de construir plantas de tratamiento para aguas residuales en los centros poblados y financiamiento blando a través del Infihuila a los productores que botan directamente al Río millones anuales de litros de aguas contaminadas. No hubo Plantas de Tratamiento gestionadas.
Está semana volvió a llover en el norte del Huila después de una larga sequía. El largo verano volvió a evidenciar el abuso del que son objeto las fuentes hídricas como la que se hace sobre el Río Fortalecillas. La gente venía protestando porque una vez más no hay agua. Ahora volvió a llover y se acaba la evidencia. Pero el problema está ahí y las autoridades y los jueces no hacen prácticamente nada para remediar el grave problema. Mientras, el deterioro sigue sin pausa. Lento pero firme…