lunes, 21 de julio de 2025
Opinión/ Creado el: 2020-10-16 04:57

COVID-19 EN LA CÁRCEL

Escrito por: Redacción Diario del Huila | octubre 16 de 2020

La propagación exponencial de la pandemia del coronavirus no respeta sitios ni lugares para penetrar y afectar a la población en general. No respeta espacios estrictamente vigilados por las autoridades, como sucede en las cárceles del país. Desafortunadamente la indisciplina social reinante en estos sitios confinados, no lograron impedir que este mortal virus, contagiara a los reos en diferentes cárceles del país. En el caso de la Cárcel de Neiva, ya van 56 casos positivos de los cuales, 11 son guardias y 45 reos. Las autoridades sanitarias están desarrollando nuevas pruebas para determinar nuevas personas afectadas por este virus mortal.

Actualmente, el sistema carcelario colombiano presenta serias dificultades sanitarias, en tiempos de pandemia. El país tiene hoy el desafío urgente de evitar que los centros penitenciarios sean escenario de una verdadera catástrofe. Lo ocurrido en algunas cárceles, donde ya fallecieron algunos reclusos por el coronavirus, es una alerta contundente y dolorosa que deben llevar a tomar acciones.

Esta situación se ha venido presentando en otros centros de reclusión del país, que han puesto en serios aprietos a las autoridades judiciales y sanitarias del país. La situación se agrava, por el hacinamiento que presentan las cárceles. Inclusive, desde hace un mes, organismos multilaterales y organizaciones de derechos humanos han venido advirtiendo sobre los nefastos efectos que tendría la pandemia de la Covid-19 en personas privadas de la libertad. En Colombia, donde el hacinamiento en las cárceles asciende a un 51%, se vive una permanente vulneración de derechos fundamentales, a pesar de las sentencias promulgadas por la Corte Constitucional, para superar esta crisis. Ojalá el panorama sea distinto. 

Es muy triste y deprimente el ambiente donde viven los reclusos. Será muy difícil seguir evitando los contagios masivos de coronavirus en cárceles donde los reos duermen y viven en pequeños espacios, unos encima de otros, literalmente, y en no pocas ocasiones sin tener acceso a elementos básicos de higiene, comenzando por agua potable. El riesgo, por lo tanto, es gigantesco. Aunque en otros campos el Gobierno ha demostrado visión y contundencia, se quedó muy corto ante la amenaza de esta pandemia en las cárceles. Las consecuencias pueden ser nefastas.

De ahí que una hoja de ruta sensata debe apuntar a que la población vulnerable y aquellos privados de la libertad que no representen un riesgo para la sociedad sean objeto de beneficios, a la par que se tomen medidas efectivas para que los que permanezcan recluidos no queden expuestos al contagio. La cárcel de Rivera presenta una infraestructura obsoleta y vetusta que pide a gritos decisiones de fondo, dotada de buenos servicios públicos.