Colombia para los colombianos
Por Fernando Bermúdez Ardila
Escritor e historiador. Nominado premio Nobel de Paz 2010
Como lo he repetido en varias de mis columnas, Colombia es un país inmensamente rico dónde desde los padres fundadores hasta los padres de la patria hoy, no tienen el sentido de pertenencia, conciencia, coherencia y conocimiento de lo que significa el cargo que desempeñan y la administración, cuidado y manejo de la riqueza qué a ellos se les ha confiado.
Esta riqueza ha sido usada para beneficio propio de personas y entregada a multinacionales para que exploten nuestros recursos naturales enriqueciéndose ellos y beneficiando compañías y gobiernos extranjeros. Como si Colombia siguiera siendo una colonia manejada por gobernantes inescrupulosos, dispuestos a entregar lo que es de los colombianos por un puñado de monedas o galardones inmerecidos.
El caso más triste y casi desconocido es el del premio Nobel de paz y expresidente de Colombia Juan Manuel Santos, qué le otorgó a la señora Kacci Kulmann ex ministra de Comercio de Noruega y alto cargo de la compañía estatal STATOIL cuyo mayor accionista es el reino de Noruega con el 67% de participación, el bloque COL-4 propiedad de Ecopetrol o sea nuestra, la señora Kulmann es la presidenta del comité del premio Nobel de Paz en Oslo.
Los Emiratos Árabes Unidos donaron a Colombia 45 millones de dólares para el pos conflicto, generosos y de buena voluntad creeríamos como ciudadanos desprevenidos que fueron los árabes, pero no era así, detrás de esta generosa donación había ya un negocio multimillonario, se trataba ni más ni menos de la entrega en compensación de la explotación aurífera más grande de Colombia y quizás del mundo El Páramo de Santurban, que cobija varios municipios de la provincia de Soto en el departamento de Norte de Santander. A ojo de buen cubero 45 millones de dólares equivalen a un poco más de media tonelada de oro a los precios actuales, una cifra ridícula comparada con los cientos o quizás miles de toneladas que extraerán de la mina, una reserva extraordinaria de riqueza de nuestra patria sin contar con el daño ecológico de una de las fuentes hídricas más importantes como son los páramos.
Éstos son dos casos de los miles que existen y que sería extensa enumerar o describir.
Todo esto sucede mientras a los pequeños mineros artesanales se les pone todo tipo de trabas para que saquen un poco de oro de los ríos y quebradas o las tierras de nuestro país.
Estoy de acuerdo que el gobierno debe controlar la explotación aurífera que hacen los pequeños mineros, para que no se convierta en un negocio que financie actividades ilícitas, pero la riqueza de Colombia debe ser explotada por los colombianos, dándoles garantías y prioridad y asesoría, comprando el producto de su esfuerzo y no penalizándolos llevándolos a las cárceles.
Las puertas para la explotación de nuestra riqueza deben abrirse para que sea explotada por los colombianos, con reglas claras y presencia del estado.
La riqueza de Colombia es de los colombianos.