Opinión/ Creado el: 2020-10-31 07:07
Al pueblo siempre le toca

Me quedé pensando después de que mi gran amigo Emiro Bravo Muñoz me escribiera y me dijera, refiriéndose al libro de Álvaro Salom Becerra “Al pueblo nunca le toca “.
La verdad tiene razón parcial pero no totalmente, pues depende de la óptica y el cristal con que se mire, razón tiene en que acceder al gobierno es bastante difícil, pero no imposible, también tiene razón en que quienes gobiernan al Estado que somos todos, han sido y son en su mayoría, pues no se puede hablar de la totalidad un grupo de bandidos de cuello blanco. Ahora veámoslo desde el otro lado del cristal o desde otra óptica, la verdad es que al pueblo siempre le ha tocado, que no sepa qué hacer con lo que le toca, es una cosa muy diferente. Por qué las cosas siempre, siempre se pueden hacer y siempre se pueden lograr, máxime cuando el pueblo tiene el poder soberano de elegir su gobierno al más alto nivel, desde el presidente de la República, decidir quienes los representarán en el congreso, Senado y Cámara, hasta de escoger al presidente de la junta de acción comunal del barrio donde residen, pero ¿Qué hace el pueblo con todo ese poder? Lo cambia por un tamal o por un plato de lechona, por una botella de ron o cien mil pesos, si ya vendiste el poder que tenías y que le tocó soberanamente por derecho constitucional en una democracia, ¿Como podrá exigir? ¿A quien le exigirá? si le pagaron por el, por ese sagrado derecho y por ese sagrado poder. “No puedes asumir si le vendiste el alma al diablo, que no terminarás en el infierno “. Es ahí donde al pueblo nunca le toca ni le tocará, al menos por los próximos cuatro años, cuando se elegirán nuevamente el gobierno nacional y las altas dignidades de orden nacional, departamental y municipal. Podrá cambiar su accionar y hacer nuevamente uso de sus derechos, pero si persiste en el comportamiento poco ortodoxo de ejercer su poder de decidir o mejor vender su derecho a elegir libre y soberanamente. Continuará igual, pues es igualmente culpable “El que peca por la paga que quien paga por pecar “. Pero si ejerce su derecho, sin poder coercitivo, sin recibir la botella de ron o los cien mil pesos, el gobierno comenzará a depurarse, a disminuir la corrupción. Si disminuyen las corruptelas habrá más inversión social, podrá exigir a quienes eligieron y si no cumplen los castigarán no reeligiéndolos. El pueblo tiene el deber de elegir libre y soberanamente a los mejores, sin sesgos ni influencias de los medios de comunicación o las redes sociales. Que son igualmente compradas por los políticos, de no elegir a quienes nos han enseñando a odiarnos, a esos que nos dividen por conveniencia personal; a los que hablan de izquierdas o derechas, es deber elegir a quienes nos unan como nación, a quienes nos llamen a la reconciliación, solamente votando inteligentemente tendremos el país que queremos. Pero es al pueblo al que le toca decidir. Fernando Bermúdez Ardila. Escritor e historiador. Nominado premio Nobel de Paz 2010
La verdad tiene razón parcial pero no totalmente, pues depende de la óptica y el cristal con que se mire, razón tiene en que acceder al gobierno es bastante difícil, pero no imposible, también tiene razón en que quienes gobiernan al Estado que somos todos, han sido y son en su mayoría, pues no se puede hablar de la totalidad un grupo de bandidos de cuello blanco. Ahora veámoslo desde el otro lado del cristal o desde otra óptica, la verdad es que al pueblo siempre le ha tocado, que no sepa qué hacer con lo que le toca, es una cosa muy diferente. Por qué las cosas siempre, siempre se pueden hacer y siempre se pueden lograr, máxime cuando el pueblo tiene el poder soberano de elegir su gobierno al más alto nivel, desde el presidente de la República, decidir quienes los representarán en el congreso, Senado y Cámara, hasta de escoger al presidente de la junta de acción comunal del barrio donde residen, pero ¿Qué hace el pueblo con todo ese poder? Lo cambia por un tamal o por un plato de lechona, por una botella de ron o cien mil pesos, si ya vendiste el poder que tenías y que le tocó soberanamente por derecho constitucional en una democracia, ¿Como podrá exigir? ¿A quien le exigirá? si le pagaron por el, por ese sagrado derecho y por ese sagrado poder. “No puedes asumir si le vendiste el alma al diablo, que no terminarás en el infierno “. Es ahí donde al pueblo nunca le toca ni le tocará, al menos por los próximos cuatro años, cuando se elegirán nuevamente el gobierno nacional y las altas dignidades de orden nacional, departamental y municipal. Podrá cambiar su accionar y hacer nuevamente uso de sus derechos, pero si persiste en el comportamiento poco ortodoxo de ejercer su poder de decidir o mejor vender su derecho a elegir libre y soberanamente. Continuará igual, pues es igualmente culpable “El que peca por la paga que quien paga por pecar “. Pero si ejerce su derecho, sin poder coercitivo, sin recibir la botella de ron o los cien mil pesos, el gobierno comenzará a depurarse, a disminuir la corrupción. Si disminuyen las corruptelas habrá más inversión social, podrá exigir a quienes eligieron y si no cumplen los castigarán no reeligiéndolos. El pueblo tiene el deber de elegir libre y soberanamente a los mejores, sin sesgos ni influencias de los medios de comunicación o las redes sociales. Que son igualmente compradas por los políticos, de no elegir a quienes nos han enseñando a odiarnos, a esos que nos dividen por conveniencia personal; a los que hablan de izquierdas o derechas, es deber elegir a quienes nos unan como nación, a quienes nos llamen a la reconciliación, solamente votando inteligentemente tendremos el país que queremos. Pero es al pueblo al que le toca decidir. Fernando Bermúdez Ardila. Escritor e historiador. Nominado premio Nobel de Paz 2010