Acá no pasa nada
Por: Jorge Tito Murcia
Nos hemos acostumbrado, pareciera, a la burla del odioso centralismo que maneja este país y a soportar sin protestar, los evidentes males que nos causa la falta de estado en esta región, en nuestro departamento, en nuestra infraestructura, en nuestro desarrollo, en nuestra competitividad y mantener el silencio, el quietismo y la pasividad, pareciera ser el estigma trágico que nos cobija. Vivir sin importar lo que ocurre en nuestra tierra parece ser una máxima de moda, que hace que las personas no se inmuten ante la conducta inadecuada del estado, de los gobiernos y de nuestros dirigentes, eludiendo el enfrentamiento directo a hechos reprobables que tenemos que padecer como la ruta 45, la contratación en la cámara de comercio de Neiva, el Estadio Plazas Alcid, el Distrito de riego tesalia-paicol, la torre materno infantil de Neiva, etc.
Se ha vuelto costumbre que quienes denuncian o se quejan con razón, sean señalados por los mismo corruptos y mal sanos dirigentes que han provocado todos estos problemas y que ante las soluciones se esconden para quedar bien con todo el mundo y mantenerse en sus puestos, esa conducta encierra una alta dosis de narcisismo, ineptitud social, buscando solamente asegurar la tranquilidad propia, el quedar como buena gente ante los ojos de otros, así los hechos demuestren lo contrario.
Ese proceder, no es más que la indolencia ante las indisciplinas cotidianas que nos salen al paso o las ilegalidades con las cuales convivimos, sin pensar en las nuevas generaciones, en lo que debería ser nuestro Huila, en visionar un territorio diferente, un actuar diferente, una dirigencia diferente, una nueva cultura en lo que tiene que ver con el desarrollo de nuestro departamento y un nuevo proceder que motive a los jóvenes y que permita olvidar las malas huellas de lo que nos ocurre a diario.
Sabemos que el indolente es cómplice de los hechos inadecuados que presencia impasible, sin enfrentarlos, sin pensar que más adelante será a su vez víctima de ellos. Esta es una realidad que cada día vemos en nuestro departamento, en la ciudadanía, en los gremios, en los políticos, en el sector privado, en la dirigencia, que incluso se molesta cuando reclamamos nuestros derechos, porque para ellos es más importante defender sus “neogicadios2 o sus interés que los que tienen que ver con la sociedad en general. La trampa se ha apoderado del actuar de muchos y eso hace que seamos engañados cuando de defender intereses colectivos se trata, los tramposos son aplaudidos por la sociedad, los reincidentes en actuaciones ilegales e indebidas son aplaudidos y premiados, así estamos en el Huila.
Debemos entonces tener valor civil y carácter en el andar por la vida y si somos señalados de tener fricciones con los bandidos, los corruptos, los indiferentes, los que no actúan, los que no hacen nada, pues bienvenidos esos señalamientos, porque indiscutiblemente la indolencia es una actitud nociva que debe ser desterrada de nuestro Huila y nuestro proceder.
Formamos parte de un Departamento, de una sociedad, debemos tomar la iniciativa, actuar sin temor, denunciar al bandido, actuar frente a la inoperancia del estado, renovar la dirigencia, sacarlos si se quiere por alcahuetas de la inacción y no sentarnos a esperar que otros tomen partido con lo que debe hacerse, cuando sabemos que no lo harán, por ello, exhortamos a erradicar la pasividad y el quietismo que corroen la legalidad y atentan contra el orden y el desarrollo de nuestro Huila.