lunes, 21 de julio de 2025
Opinión/ Creado el: 2020-10-12 01:11

Abigeato, la otra pandemia

Escrito por: Redacción Diario del Huila | octubre 12 de 2020

Por Carlos Eduardo Trujillo González

No ha importado para los cuatreros que la Ley 599 del 2000 se haya modificado y hecho más dura, creado los tipos penales de abigeato agravado. Hoy la Ley 1944 del 28 de diciembre de 2018, no sabe uno si es por el día en que fue decretada que los ladrones de ganado vacuno y equino se creen inocentes y siguen haciendo de las suyas en los municipios del país.

Pobre de aquel campesino que vende una vaca para suplir una necesidad en su casa, con su familia o tal vez para suplir una deuda en la tienda donde le han fiado el mercado de unas cuantas quincenas, porque a ese, si le piden y le exigen, documentos, vacunas, formularios del ICA, permisos para movilización, inventario, lugar de donde sale y para donde va, marca, color, edad, sexo y cuantas características del animal, datos del dueño y del vehículo para trasportarlo y el pago por el desguello. No pasa lo mismo con aquellas bandas ya organizadas donde e incluso se conoce que las autoridades poseen información de mataderos clandestinos que hay en las veredas de cada municipio, de las famas para la venta y distribución de carnes que existen, las que no poseen cadenas de frio, autorización comercial ni sanitaria para su distribución y venta.

Que decir, de aquellos cuatreros que en horas de la noche aprovechan la inseguridad y  se toman por asalto a fincas y potreros para descuartizar lo que encuentren a su paso, sacrificando sin piedad ni escrúpulo animales de los cuales solo se cargan, piernas, brazos y lomos dejando el resto a merced de las aves de rapiña y a los propietarios con la incertidumbre, el desconsuelo, el golpe económico a las finanzas familiares generado desconcierto y muerte a su emprendimiento  que en ocasiones termina siendo el sustento diario y familiar.

Como consecuencia de la inseguridad que reina en nuestras comunidades pero, además culpa de la centralización de un negocio que para el caso del Huila se monopoliza desde los centros regionales de sacrificio donde los costos, trasporte, papeleo, distribución y precio han hecho que los mataderos municipales que en otrora eran centros de negocio, generadores de empleo local, que facilitaban al pequeño, mediano ganadero y comerciante la compra y venta de semovientes así como el control local  e inmediato a la calidad de la carne que se vendía, se distribuía y el ganado que se sacrificaba, responsabilidad que estaba delegada a los alcaldes los que hoy están desentendidos por cuenta de la centralización y monopolio ejercido, ello se ha convertido en negocio de unos pocos y dejando abierto el comercio informal, caldo de cultivo para el abigeato. Por ello, un llamado a las autoridades para que ejerzan mayor eficacia en el control de este flagelo, a la comunidad conciencia de donde se compra y de la calidad que consume y desde luego firmeza y solidaridad para denunciar y facilitar información para que estos hechos que golpean la economía regional de la que poco se habla no siga creciendo.